Cara y cruz del triángulo del litio, el 'oro blanco' de Argentina, Chile y Bolivia
Estos tres países acumulan más de la mitad de las reservas del mineral que hay en el planeta, aunque su producción se encuentre en manos de empresas de China y EE.UU. Sin embargo, su extracción no termina de generar empleo de calidad, sino falta de agua y enfermedades entre la mano de obra
El tesoro 'crítico' y 'raro' escondido bajo el suelo de España
Corresponsal en Buenos Aires
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Iniciar sesiónAntonieta Fagiano nació en el desierto, a 40 kilómetros del Salar del Hombre Muerto, en la provincia de Catamarca (Argentina), en 1970. Su familia se ganaba la vida criando ovejas y cultivando patatas y ajo. «Esa era la actividad antes de la llegada de las ... compañías exploradoras de litio. Las personas que vivían allí llevaban su producción a lomos de un burro. Era una vida muy humilde y sufrida», cuenta a ABC.
Los animales bebían agua en los ríos estrechos que cruzaban la montaña, los mismos donde las familias iban a buscar agua para cocinar y para sus necesidades diarias. La primera vez que Antonieta vio extranjeros fue cuando aún era pequeña: los británicos llegaron con equipos, en 1981, para investigar el área y descubrir lo que había debajo de los salares de la región. Agitaron a la población local con promesas de una vida mejor. Trabajaron intensamente, se integraron tanto en el día a día que incluso se izó una Union Jack junto a la bandera de Argentina. Pero, en 1982, se marcharon apresuradamente, pues había comenzado la Guerra de las Malvinas, conflicto en el que Argentina intentó conquistar el archipiélago que forma parte del Reino Unido, pero acabó perdiendo.
Diez años después, los extranjeros volvieron e instalaron las primeras plantas de explotación de litio. Su marido, Rubén, trabajó para ellos. Dormía en el salar, prácticamente a cielo abierto, y durante el día cargaba piezas, ayudaba a construir piscinas de agua y terminaba el día exhausto. Hasta que enfermó y finalmente lo echaron. Las plantaciones fueron quedando desiertas, ya no había más agua para el cultivo o para los animales.
Hoy, la pareja vive en Cerrillos, lejos del salar, y recuerda esa época con una sensación de frustración y tristeza. «Nos ilusionamos. Realmente pensábamos que sería una transformación, que ganaríamos dinero fácil. Después vimos que, con el litio, llegó mucho trabajo insalubre, enfermedades y escasez de agua. Terminamos teniendo que dejar nuestra casa con nuestros hijos. Fue duro recomenzar», dice Antonieta. Hoy, ambos se dedican al comercio. En marzo, la Corte Suprema de Catamarca prohibió la concesión de nuevos permisos para obras de explotación de litio en la región del Salar del Hombre Muerto, hasta que se realice un estudio de impacto ambiental «acumulativo e integral».
«Todos queremos que el litio traiga empleos y riqueza para la región y para Argentina, pero no puede ser a costa de nuestras comunidades«
«Todos queremos que el litio traiga empleos y riqueza para la región y para Argentina, pero no puede ser a costa de nuestras comunidades, no puede ser que el precio sea secar nuestros ríos», dice el cacique Román Elías Guitian, en representación de la Comunidad Originaria Atacameño. Las cuestiones de impacto ambiental son un tema central en la discusión sobre la explotación del litio en los tres países que tienen las mayores reservas en América del Sur: Argentina, Chile y Bolivia. Se estima que en el territorio de estos tres países se encuentra más de la mitad del litio del planeta, que se utiliza para múltiples propósitos, como la fabricación de baterías para teléfonos móviles, ordenadores y vehículos eléctricos, según la Comisión de Naciones Unidas para América Latina y Chile. Es decir, mercados en crecimiento en todo el mundo. También se han encontrado reservas en otros países de la región: en el Valle del Jequitinhonha, en Brasil, además de México y Perú. Si se suman estas reservas, Sudamérica tendría el 60% de los recursos mundiales de litio.
Chile, el que más explora
Por ahora, Chile es el país que más explora, produciendo el 25% del litio mundial, seguido por Argentina con el 10%, mientras que Bolivia aún no produce para el comercio internacional. En Argentina, a pesar de decisiones como la de la Corte de Catamarca, la explotación del litio avanza con pasos firmes. La administración de Javier Milei logró aprobar en el Senado, el 13 de mayo, un nuevo RIGI (Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones) que ofrece «incentivos, certeza y seguridad jurídica» a inversores extranjeros con proyectos de más de 200 millones de dólares. Hoy en día están abiertas Mina Fénix (19.000 toneladas al año), Olaroz (42.500) y Cachauri-Olaroz (40.000), en Catamarca y Jujuy. En Salta, hay cuatro en construcción: Centenario Ratones (con capacidad para producir 24.000), Mariana (15.000) y Rincón (25.000), además de cuatro en Catamarca, fuera del Salar del Hombre Muerto.
Las dos empresas que ya producen litio en Argentina son de Australia (Allkem, en el Salar de Olaroz, Jujuy) y Estados Unidos (Livent, en el Salar del Hombre Muerto, Catamarca). Las siguen Canadá, China y Reino Unido. Según Eleonora Erdman, directora de la diplomatura en producción de litio en la Universidad de Salta, el interés en el litio siempre dependerá del precio. «Aunque estemos vislumbrando un mundo menos dependiente del petróleo, la verdad es que la demanda de éste sigue creciendo mientras que la del litio está bajando por la economía de China; si el precio se mantiene bajo, habrá un freno en este avance de la producción». «Siempre es difícil lograr que los inversores extranjeros se animen a apostar grandes sumas en países que cambian constantemente sus reglas. Por lo tanto, cualquier acción como estos nuevos cambios en el RIGI son bienvenidos, ya que otorgan credibilidad y certeza de que las reglas no cambiarán de la noche a la mañana», dice Benjamin Gedan, director del programa de América Latina del Woodrow Wilson Center (Washington DC).
Los economistas coinciden en que el litio es una actividad con un enorme potencial en Argentina y que podría convertirse en una parte importante de su PIB en algunos años. Milei, quien está tratando de llegar a un acuerdo con varios gobernadores de provincias para un 'pacto' nacional, defiende la idea de que las provincias argentinas deben comprometerse más con la exploración de los recursos naturales del país. El litio se encuentra en el subsuelo de grandes salares, a una profundidad de alrededor de 100 o 200 metros.
Para acceder a él es necesario sacar, ya sea por extracción directa o por evaporación, la llamada salmuera. Esta se deja luego durante semanas en piscinas del tamaño de campos de fútbol. Esto hasta que el agua se evapora y se puede recolectar el litio. En general, el proceso de secado del agua y, por lo tanto, de separación del litio, lleva meses. Se estima que se necesitan 500.000 toneladas de agua para extraer una tonelada de litio. Esto en un ambiente seco, donde el agua local no es suficiente ni siquiera para las poblaciones cercanas. Para quien lo ve desde lejos, parece el paisaje de un mundo distópico. Desiertos blancos con plantas aquí y allá, junto a sus piscinas. La mano de obra barata es uno de los atractivos para las empresas extranjeras.
Equlibrio entre la economía y el medio ambiente
Además, sigue siendo una actividad costosa. «Los salares están en regiones remotas, es necesario mejorar las carreteras, los accesos y el suministro de energía. No creo que una decisión como la de la Corte Suprema de Catamarca sea tampoco el camino, se deben ofrecer soluciones y compensaciones a las comunidades afectadas», dice Ernesto Calvo, especialista en química por la Universidad de Buenos Aires.
Según el economista Martín Kalos, Argentina aún no ha encontrado el «punto justo» para regular el equilibrio entre la explotación económica y el impacto socioambiental. «Sería bueno debatir el tema del valor agregado. ¿Vamos a vender solo el litio que extraemos de la salmuera o también vamos a producir las baterías? Son decisiones estratégicas que un plan podría resolver». Y concluye: «Estamos perdiendo tiempo en esta discusión y no se decide nada».
Se prevé que la demanda de litio aumente para 2040 un 4.200%, según Unicef
Según Pía Marchegiani, especialista en política ambiental y recursos naturales de la Universidad de Buenos Aires, una solución pasa por un mayor diálogo con las comunidades. Sin embargo, añade, «cuando las poblaciones indígenas tienen que posicionarse, falta información concreta, hay una diferencia en el lenguaje y la conversación intercultural puede ser muy difícil, estamos hablando de más de 30 comunidades en Jujuy, Salta y Catamarca».
Lo cierto es que se prevé que la demanda de litio aumente 4.200% para 2040, según predice Martín Obaya, investigador de Unicef. «La legislación aprobada en la Ley Bases ayudará mucho, porque con más dinero es más fácil hacer las cosas bien, y eso es lo que la región necesita», considera Erdmann que podría mejorar. «Esperamos que en su tramitación en la Cámara de Diputados (necesaria para promulgar la ley) se aclare mejor el papel que tendrán los proveedores locales y qué tipo de protección tendrán, porque de lo contrario perderán y también la economía argentina».
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