Caos en el Partido Republicano por la insurrección del ala trumpista
El líder del partido en el Capitolio, Kevin McCarthy, fracasa en repetidos intentos de presidir la Cámara de Representantes
Kevin McCarthy, el líder republicano que ha puesto en pie de guerra a su propio partido
Corresponsal en Washington
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Iniciar sesiónAl Partido Republicano aún le dura la larga resaca de la era Trump. Ayer sus diputados fueron incapaces de llegar con rapidez a un consenso sobre quién debería ser su líder, presidente de la Cámara de Representantes y segundo por lo tanto en la ... línea de sucesión del presidente de los Estados Unidos. Tras un tenso espectáculo de reuniones a puerta cerrada, pullas en los pasillos y votaciones de infarto, el diputado Kevin McCarthy, jefe de la bancada republicana en la Cámara desde 2019, fracasó en las tres primeras votaciones para ser presidente de esta, un rol vital en Washington, que supervisa la aprobación de leyes, los presupuestos y las investigaciones al poder ejecutivo.
De poco le ha servido al diputado McCarthy su fino malabarismo para contentar tanto a los partidarios de Donald Trump como al ala moderada. Ni siquiera el sacrificio ritual de Liz Cheney, la que era su lugarteniente y fue expulsada del Capitolio por sus duras críticas a Trump, le dio los resultados necesarios. Los trumpistas disidentes decidieron dar guerra ayer y en su mayoría votaron a favor de otros candidatos más de su gusto, como Jim Jordan, de Ohio.
El espectáculo aquí en el Capitolio era ciertamente extraño. El partido favorecido en las elecciones pasadas, el republicano, estaba en una tensa conmoción, como si acabara de abandonar el poder. Y los demócratas estaban eufóricos, a pesar de haber perdido la presidencia de la Cámara. Nancy Pelosi dejó ese cargo, y en sus lugar su partido eligió nuevo líder, un diputado negro de Nueva York, Hakeem Jeffries.
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Algo así -que el partido que en las elecciones ganó la mayoría en la Cámara fuera incapaz de dotarse de un líder en primera votación- no se veía en un siglo aquí en los pasillos del Capitolio. Todo el hemiciclo fue contando uno a uno los votos para elegir presidente de la Cámara. Cuando quedó claro que McCarthy no lograba el mínimo necesario, hubo un brevísimo silencio seguido de un rumor intenso.
El diputado aparentaba calma, y cuando la sesión tuvo un receso, se apartó a una esquina para conversar con colaboradores y pudo hacer cuentas: de los 222 republicanos en la Cámara, 19 le negaron su voto. En una segunda votación posterior el resultado fue el mismo: un amargo fracaso por partida doble. En la tercera hubo uno más, 20 votos republicanos en contra, todo un bochorno.
«Batalla en el hemiciclo»
Desde las elecciones parciales de noviembre el Partido Republicano ha estado en un insólito estado de agitación. Es cierto que recuperó el control de la Cámara tras cuatro años, obligando a apearse de su presidencia a la demócrata Nancy Pelosi, pero tiene una mayoría exigua, apenas 10 escaños, y quedó de nuevo en minoría en el Senado. McCarthy, el líder de la bancada republicana en la Cámara, ha estado luchando por su vida política, tratando de asegurarse durante las navidades los votos suficientes de su grupo, ante la feroz resistencia de ala trumpista, que ha estado amagando con avanzar un candidato propio.
A primera hora, momentos antes del inicio del curso político, McCarthy emergió de una tensa reunión a puerta cerrada con sus compañeros republicanos incapaz de cantar victoria. Según filtraron después varios republicanos presentes, el líder prometió luchar hasta el final, aunque tuviera que enfrentarse a varias rondas de votación. A la prensa agolpada en los pasillos, McCarthy le dijo, escueto: «Puede que tengamos una batalla en el hemiciclo, pero la batalla real es la que libraremos por este país».
Los republicanos levantados en armas son los últimos del trumpismo, un puñado de jóvenes diputados populistas como Matt Gaetz de Florida o Laurent Boebert de Colorado, que se muestran furiosos porque los líderes de su partido, McCarthy incluido, no combatieran hasta el final en contra de la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de 2020, las que acabaron con la insurrección y el saqueo del Capitolio hace dos años.
Con sonrisa exagerada, sin haberse despeinado a pesar de la sacudida, McCarthy promete no rendirse. «Seguiremos y seguiremos hasta que ganemos», dijo a los medios en un pasillo.
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