La campaña de presión en EE.UU. que evitó más sanciones a Venezuela

Sin embargo, el equipo que coordina la política para América Latina en la Casa Blanca no ha ultimado qué medidas puede aplicar si finalmente la dictadura sigue por la actual senda de inhabilitaciones y detenciones. Ese equipo fue renovado el mes pasado con un nuevo coordinador para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional, Daniel Erikson, quien viene del Pentágono. El miércoles el régimen anunció la inhabilitación política de cinco opositores. Los afectados se añaden a una lista que ya incluía a María Corina Machado, principal figura opositora inhabilitada por 15 años por una decisión de la Corte Suprema.

El presidente estadounidense barajó hasta el 18 de abril qué medidas tomar contra el aumento de la represión política en Venezuela, tras haber aceptado el levantamiento de las sanciones. Tras la inhabilitación de Machado, Biden le dio a Maduro ese día de plazo para permitir que se presentaran todos los candidatos, algo que no sucedió. Ese acercamiento fue un proyecto conjunto de Juan González, que dejó el cargo de coordinador de América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional el mes pasado, y Amos Hochstein, un experto en mercados de combustibles con experiencia en cargos diplomáticos que hoy se desempeña como asesor especial del presidente para Energía e Inversión.

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Tras su marcha de la Casa Blanca, Juan González ha seguido asesorando y recomendando mantener al menos parcialmente el levantamiento de las sanciones, según ha sabido ABC, porque, a su entender, esto elevarían el precio de la gasolina en las estaciones de servicio de EE.UU. y a su vez provocaría más emigración indocumentada desde Venezuela justo cuando se acercan las elecciones. González pasó de trabajar para la Casa Blanca a trabajar para la campaña electoral de Biden.

Según fuentes conocedoras de esas gestiones, González intentó mantener un rol formal en la política hacia Venezuela, pero sus superiores, en concreto el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, no estuvieron de acuerdo.

Uno de los argumentos defendidos por este en el viaje que hizo a Caracas en marzo de 2022 fue que, además, un acercamiento a Maduro permitiría distanciar a este de Rusia y su intento de interferir en procesos democráticos en América Latina. Era un argumento de peso, dado que unos días antes Vladímir Putin había iniciado la invasión de Ucrania, y la condena internacional había sido clamorosa, pero no unánime. Dos años después, Maduro mantiene su alianza con el régimen ruso y con la teocracia iraní, algo que no ha cambiado con el aperturismo de Washington. El Kremlin anunció a principios de mes que está preparando una visita de Maduro a Moscú.

Ya en primavera de 2019, Rusia envió asesores militares y soldados a Venezuela para reforzar el régimen de Maduro, cuando Washington trataba de forzar la caída de este bajo Donald Trump. Según reveló después en el Capitolio Fiona Hill, quien se desempeñó como coordinadora para Rusia y Europa en el Consejo de Seguridad, Moscú señaló a Washington su disposición a retirar su apoyo a Maduro, pero buscando a cambio que se le dejara vía libre para invadir Ucrania. «Nos enviaban señales claras en esa dirección», dijo entonces Hill.

Cuando Erikson tomó el relevo el mes pasado y comenzó a coordinar la política hacia América Latina en la presidencia norteamericana, inició una ronda de contactos con interlocutores de otros países que habían recomendado antes a la Casa Blanca revocar las sanciones, en especial Brasil, Colombia y España. Ahora, Washington ha iniciado un diálogo con esos socios sobre qué medidas deben tomarse dado el incumplimiento de los compromisos adquiridos por la dictadura en una serie de reuniones que tuvieron el año pasado en Emiratos Árabes Unidos y Milán, y que culminaron con la firma de un acuerdo de entendimiento en octubre.

De momento, ha habido un incipiente distanciamiento hacia Maduro por parte de Colombia y Brasil. Sobre todo, el giro de Luiz Inácio Lula de Silva ha sido decisivo. Esta misma semana, en un encuentro con periodistas en Brasilia, el presidente dijo que la unión de los opositores le parece extraordinaria, y que puede ser una vía para el cambio, bajo el liderazgo de Edmundo González. «En la cuestión de Venezuela, está sucediendo algo extraordinario: toda la oposición se ha reunido y está lanzando un candidato único. Habrá elecciones, creo que habrá acompañamiento internacional, hay interés de muchas personas en querer participar. Si se confirma, Brasil participará. La perspectiva es que, al terminar las elecciones, volvamos a una normalidad», dijo Lula.

En Washington, Hochstein, el asesor de Biden en materia de energía, ha sido una de las voces que más ha presionado para llegar a la situación actual: una licencia que permite a Chevron seguir operando en Venezuela y acuerdos puntuales en otros casos de extracción de crudo que se mantienen en secreto. Hochstein estuvo trabajando hasta mayo del año pasado en el departamento de Estado, con una cartera similar, y tenía como misión principal reducir la dependencia de EE.UU. de los combustibles fósiles y ayudar a reducir el precio de la gasolina, en un momento de inflación desbocada.

En 2022, cuando comenzó el conflicto con Ucrania y el acercamiento a Maduro, Hochstein estuvo en Arabia Saudí junto con otro asesor de Biden, Brett McGurk, que lleva la cartera de Oriente Próximo. Allí, estuvieron explorando nuevos acuerdos petrolíferos. Justo entonces, la Casa Blanca admitió que estaba sopesando otros acercamientos a otros regímenes, en ese caso sancionados ambos: Irán y Venezuela. «Está en el interés de todos reducir el impacto en el mercado mundial de petróleo», dijo entonces la que era portavoz e la Casa Blanca, Jen Psaki.

El presidente Biden había vetado las importaciones de crudo ruso a EE.UU. y esperaba que Europa hiciera lo propio. Para ello, debía buscar alternativas. Las sanciones a Irán se mantuvieron, pero en Venezuela se dio una marcha atrás completa. Tal y como reveló Jorge Rodríguez, el negociador jefe venezolano, EE.UU. hasta se comprometió a un levantamiento total de sanciones si Venezuela cumplía con el requisito de las elecciones libres. Ambas partes no llegaron a los detalles de lo que significan elecciones libres, y la dictadura demostró después que no tenía intención alguna de reinstaurar la candidatura de Machado.

El 18 de abril se retiraron apenas dos licencias, y el régimen puede de nuevo canalizar petróleo a EE.UU. por medio principalmente de Chevron.