Orbán obtiene un préstamo récord de mil millones de China mientras Bruselas le bloquea los fondos europeos
El gobierno húngaro justifica las ayudas de Pekín con la instalación de infraestructuras a la vez que aumenta su deuda nacional
Orbán mantiene su desafío a la UE y sigue su polémica gira con una reunión con Trump
El primer ministro húngaro Viktor Orbán
Cada vez que el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, saca los pies del tiesto europeo, Bruselas amenaza a su gobierno con la restricción de fondos, los 10.000 millones de financiación prometida por parte de la Unión Europea. Tras su reciente viaje a ... Pekín, Orbán ha logrado sin embargo un cómodo colchón de mil millones de euros que libera su política de la dependencia de las instituciones comunitarias y que abre una vía para otros socios europeos disidentes. Hoy es la italiana Meloni la que visita Pekín con el objetivo de establecer «una nueva fase de las relaciones» con el gigante asiático.
Un consorcio de bancos de la República Popular China, que incluye el banco estatal China Development Bank, el banco de Importación-Exportación de China y la filial húngara del Bank of China Limited, ha concedido a Hungría un préstamo por al menos mil millones de euros, el mayor de la historia de Hungría, que «permitirá financiar el desarrollo de proyectos de infraestructura y de energía», según el comunicado oficial de la Agencia de Deuda de Hungría.
Budapest deberá devolver el dinero en un plazo de tres años y el préstamo ha sido acordado con una tasa de interés variable cuyo tipo exacto y condiciones de pago se desconocen. El gobierno húngaro ha justificado el nuevo endeudamiento con la necesidad de financiar gastos en áreas de alta tecnología, construcción de infraestructuras, infraestructuras de transporte y energía y ha enmarcado el acuerdo en la ampliación significativa de sus relaciones económicas con China. Como anunció Budapest a principios de julio, las empresas chinas han invertido alrededor de 16.000 millones de euros en el país y han creado 25.000 puestos de trabajo, «convirtiendo a Hungría en uno de los centros mundiales de la revolución automovilística y de la renovación tecnológica».
China también participa en varios proyectos de infraestructura en Hungría, entre las que se incluyen una línea de alta velocidad al aeropuerto de Budapest, una línea ferroviaria de mercancías alrededor de Budapest, oleoductos entre Hungría y Serbia y proyectos nucleares. «Hemos desarrollado un alto nivel de confianza política mutua. Nuestras relaciones bilaterales son mejores que nunca y están en un viaje dorado», ha reconocido el presidente chino Xi Jinping, que se convirtió el año pasado en el primer inversor extranjero en Hungría ya que considera a Orbán como su hombre de contacto con la UE.
Hungría ha tenido que aplazar este año varias inversiones públicas debido a un crecimiento económico ralentizado y a los fondos europeos bloqueados a raíz de las dudas sobre el estado de la democracia y la corrupción en el país. El déficit llega actualmente al 4,5% del PIB, superando claramente el límite del 3% establecido por el Pacto de Estabilidad, y la Comisión Europea anunció en junio que abría un procedimiento disciplinario a Hungría y a otros seis país, por no respetar las reglas financieras del bloque.
Los compromisos económicos con China son, por tanto, una tabla de salvación que incluye por otra parte relaciones más estrechas en materia de política exterior y seguridad. Este verano, los turistas en Budapest podrían toparse con policías chinos vestidos con su uniforme oficial de la República Popular patrullando las calles «para ayudar a una comunicación más efectiva entre los ciudadanos de ambos países y las autoridades, mejorando así la seguridad interna y el orden público», según ha justificado el ministro de Interior húngaro, Sandor Pinter. Su presencia es fruto del acuerdo de «cooperación más profunda en el campo de la lucha contra el terrorismo y el crimen» entre los dos países. Ante el revuelo causado entre los socios europeos, que comparten información policial, el Ministerio de Interior húngaro se ha excusado referenciando «acuerdos similares» de operaciones de colaboración policial entre países vecinos, como Croacia y Austria.
Hungría, por otra parte, fue uno de los primeros países en unirse a la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, con un tren Belgrado-Budapest, y registra inversiones en fábricas para la industria de automóviles eléctricos, Huawei y un campus para la elitista Universidad Fudan de Shanghái, con capacidad para unos 5.000-6.000 alumnos y 500 profesores. Dentro de la lógica económica húngara, acercarse a Pekín reorganiza su dependencia económica, en el pasado muy ligada a Alemania.