Así es el Boeing 747-8, el avión que Qatar quiere regalar a Trump: un palacio en el cielo con cinco salones, once baños y muebles en cuero

El presidente estadounidense quiere reemplazar los aviones presidenciales que llevan 40 años de servicio. La casa real qatarí se ha adelantado regalándole este jet privado valorado en 400 millones de dólares ante los retrasos que están sufriendo las dos nuevas adquisiones de la Casa Blanca. El diario 'The New York Times' informó que Trump vio con anterioridad la aeronave y durante su visita confesó que era la opción potencialmente más rápida. En su primer mandato el dirigente republicano cerró un acuerdo de casi 4 millones de dólares con Boeing para dos nuevos aviones Air Force One que en principio iban a estar listos en 2024.

Trump afirmó en su red social Truth Social que el Departamento de Defensa iba a recibir un Boeing 747-8 de regalo sin costes para sustituir temporalmente el Air Force One, que tiene 40 años de antigüedad. Aunque se creía que la intención incialmente era la de reemplazar el avión hasta tener los otros encargados, la secretaria de prensa, Karoline Leavitt, aseguró que, como la transacción es pública y transpartente, no iban a rechazar este obsequio que ha hecho Qatar durante la primera gira de Trump por Oriente Próximo. Este comentario de la Administración de Trump le ha valido para recibir todo tipo de críticas por parte de los demócratas que califican la donación como un «soborno».

El Boeing 747-8 fue construido en Washington, comenzó a volar en 2015 con la división de Qatar Airways, que presta servicios a familias reales y otros altos cargos gubernamentales del país. El avión tiene capacidad para aproximadamente 89 pasajeros y 14 tripulantes.

La aeronave está completamente equipada con todo tipo de lujos y comodidades. Tiene un dormitorio principal alejado del ruido de las turbinas, otra habitación de invitados, once cuartos de baños, cinco cocinas y una oficina privada. Para amenizar la estancia durante los vuelos el Boeing 747-8 cuenta con sofás y sillones de gran tamaño reclinables con acabados en cuero, 40 televisores, incluidos 10 de pantalla grande y cinco salones repartidos en dos cubiertas conectados por una escalera decorada con techos abovedados.

Todas los alojamientos están bien equipados con alfombras de felpa, sofás de cuero y muebles dorados. Hay también un comedor señorial que sirve como una sala de juntas. Uno de los diseñadores de la decoración del Boeing 747-8, Yves Pickardt, ha confesado que el propietario les dio «carta blanca» porque no buscaba nada «excesivamente lujoso, con oro y diamantes», sino que quería «simplicidad, que al fin y al cabo es el verdadero lujo».

Por el momento, Trump no tiene la intención de modificar el interior del avión, pero sí habrá cambios en la instalación de los sistemas de comunicación y seguridad necesarios para que permitir que opere como el Air Force One.