Así se ha pronunciado el ministro de Defensa bielorruso, Victor Jrenin, que ha señalado que «ha quedado demostrado el interés de Bielorrusia a la hora de restaurar la influencia de las organizaciones internacionales en materia de seguridad, como Naciones Unidas y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), entre otras.
En este sentido, ha recalcado que Minsk está dispuesto a implicarse en un «diálogo pragmático, incluso con la OTAN», si la Alianza deja de lado su «retórica agresiva» contra Bielorrusia por ser aliada del presidente ruso, Vladimir Putin. Además, ha recalcado que la nueva doctrina militar del país hace hincapié en la posibilidad de evitar conflictos militares, según informaciones de la agencia bielorrusa de noticias BelTA.
No obstante, ha matizado que la lista de «peligros militares» incluye la posibilidad de que los oponentes «utilicen la fuerza contra Bielorrusia en momentos de paz pero de crisis político-militar». «Esto es lo que tenemos actualmente en nuestras fronteras en el sur. (...) Es necesario responder y poner en marcha medidas de contención», ha aseverado.
Rusia envió armas nucleares tácticas a Bielorrusia el año pasado, aunque no hay detalles sobre cuántas, si bien Moscú ha insistido en que el control de este armamento depende de sus autoridades.
Moscú ya utilizó el territorio bielorruso como trampolín para enviar sus tropas hasta Ucrania en febrero de 2022 y sigue teniendo varias bases militares en la zona a pesar de que Bielorrusia ha evitado participar de forma directa en la guerra.
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