Biden rompe su silencio sobre las protestas pro-palestinas: «No somos un país sin ley, el orden debe prevalecer»
El presidente no respondió a las preguntas de los periodistas. Solo cortó con un seco «no» cuando le gritaron si las protestas le van a hacer cambiar sus políticas hacia la guerra de Gaza
Las protestas propalestinas se intensifican en todo EE.UU.
Corresponsal en Nueva York
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Iniciar sesiónEl incendio de las protestas pro-palestinas no deja de crecer en las universidades de todo EE.UU. y Joe Biden buscó este jueves contener el impacto político de unas movilizaciones que le pueden salir caras en noviembre, cuando se juegue su reelección. Después de varias noches de desórdenes y violencia ... , en medio de intervenciones policiales para devolver la normalidad a los campus, el presidente de EE.UU. cambió su agenda a última hora para ofrecer una declaración televisada de 'ley y orden'.
«Todos hemos visto las imágenes», dijo sobre las operaciones policiales en campus como los de la Universidad de Columbia, en Nueva York, o la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), donde esa misma madrugada hubo altercados entre activistas y agentes, con uso de material antidisturbios, más de 130 arrestos y las clases canceladas. «Ponen a prueba dos principios fundamentales estadounidenses: el derecho a la libertad de expresión, de asamblea pacífica y de que las voces sean escuchadas; y el imperio de la ley. Ambos deben ser respetados», dijo Biden, ante la tesitura a la que se enfrentan las autoridades universitarias, que tienen que conjugar el derecho a la protesta de los estudiantes, pero también a mantener el orden en la vida académica, entre episodios de campamentos ilegales y ocupación de edificios.
«La protesta pacífica es una gran tradición estadounidense para responder a asuntos importantes. Pero no somos un país sin ley. Somos una sociedad civilizada y el orden debe prevalecer», dijo el presidente, que hasta ahora había optado por mantenerse al margen de unas protestas que le ponen, en términos políticos, entre la espada y la pared. Por un lado, las movilizaciones a favor de Gaza, contra la operación militar israelí y contra el apoyo de EE.UU. a su gran socio en Oriente Próximo amenazan con recortar todavía más el apoyo del electorado joven, donde Biden sufre mucho. Por el otro, los desórdenes alimentan la narrativa de Donald Trump, su rival en las presidenciales de noviembre, y de sus aliados republicanos de que Biden es débil con la criminalidad y que su Gobierno permite el caos. Eso le puede restar apoyos en los sectores moderados del partido demócrata y también del republicano, que temen a Trump pero que necesitan que Biden les convenza. «No es un momento para la política, es un momento para la claridad», dijo Biden, aunque es imposible separar sus declaraciones de su debilidad electoral, en un momento en el que va por detrás de Trump en las encuestas.
La policía entra en Columbia y desocupa el edificio tomado por activistas pro-palestinos
Javier Ansorena | corresponsal en nueva yorkPara mantener el equilibrio imposible de no irritar a ninguno de esos electorados, Biden había optado por la táctica del avestruz: meter la cabeza en la tierra y pretender que el problema no existía. Hasta ahora, el presidente solo se había referido a las protestas hace dos semanas, el 22 de abril, cuando condenó los episodios de antisemitismo vinculados a estas movilizaciones, pero añadió, de forma críptica, que también condenaba a «aquellos que no entienden lo que está pasando con los palestinos». Para entonces, ya se habían producido un centenar de arrestos en el desmantelamiento del primer campamento-protesta en Columbia, que fue el germen de decenas de acciones similares en otras universidades.
«Seré claro», dijo en su discurso de este jueves, forzado a romper su silencio ante unas movilizaciones que copan los informativos y las portadas. «Las protestas violentas no están protegidas en EE.UU. Las protestas pacíficas, sí. El vandalismo, la ocupación de espacios, romper ventanas, cerrar los campus, forzar la cancelación de las clases y de las graduaciones está contra la ley. Nada de esto son protestas pacíficas, lo mismo que amenazar, intimidar o meter miedo a personas. Disentir es esencial para la democracia, pero la disensión nunca debe llevar al desorden.
No al discurso de odio
«Hay derecho a protestar, pero no derecho a crear caos», resumió Biden, que también repitió sus palabras contra el acoso y ataques a estudiantes judíos. «No hay lugar en el campus, ni en ningún sitio de E.UU., para el antisemitismo o amenazas de violencia contra estudiantes judíos. No hay lugar para el discurso de odio o la violencia de ningún tipo, sea antisemitismo, islamofobia o discriminación contra árabes estadounidenses».
Biden no respondió a preguntas de los periodistas. Solo cortó con un seco «no» cuando le gritaron si las protestas le van a hacer cambiar sus políticas hacia la guerra de Gaza. Y la misma respuesta cuando le dijeron si apoyaba el envío de la Guardia Nacional a los campus, como han exigido algunos líderes republicanos.
Llamamientos de ese tipo no dejarán de crecer en un momento en el que arrecian los desórdenes y los episodios de violencia en los campus. En el de UCLA, decenas de activistas protegidos con barricadas y cascos de obra se enfrentaron a una intervención policial, después de que la universidad mantuviera una postura tolerante ante una acampada en la que dos noches antes se vivieron enfrentamientos violentos entre protestantes pro-palestinos y pro-israelíes.
Ya se han producido cerca de 2.000 arrestos de manifestantes en campus de todo el país. En la Universidad de Rutgers, en New Jersey, se suspendieron los exámenes de este semestre. En la de Portland, en Oregón, los activistas ocuparon a la fuerza una biblioteca. En Nueva York, donde comenzaron las protestas, los campamentos se han extendido esta semana a universidades como las de Fordham o NYU, donde en la madrugada de este jueves se concentraron cientos de personas que habían participado durante la tarde anterior en una marcha del 1 de mayo de «unión entre trabajadores y estudiantes por Palestina». En ella se mezclaron las banderas rojas con la hoz y el martillo o con el rostro del Che Guevara con la bandera palestina. Algunos de los carteles de los manifestantes rezaba: «Intifada hasta la victoria. Revolución socialista».
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