Berlín repite las elecciones regionales tras el escándalo de 2021 por las graves irregularidades

En muchos colegios electorales de Berlín faltaron papeletas de determinados partidos; numerosos miembros seleccionados para formar parte de mesas electorales no se presentaron; la falta de operatividad de las mesas generó larguísimas colas, de manera que miles de votantes terminaron depositando su voto fuera de hora y cuando en la televisión se estaban ofreciendo ya resultados a pie de urna; se improvisaron papeletas a mano que contenían defectos y se fotocopiaron en formato DIN-A 3; y al menos cientos de menores de edad, sin derecho a voto, depositaron su papeleta en las urnas y presumieron de su burla al sistema en las redes sociales.

El Gobierno resultante, una coalición encabezada por la socialdemócrata Granziska Giffey y en la que participan también Los Verdes y la extrema izquierda de Die Linke, intentó por todos los medios jurídicos a su alcance impedir la repetición de las elecciones, pero la máxima instancia de Karlsruhe sentenció la repetición que tiene lugar este domingo, en una capital desencantada con el fugaz Gobierno y deseosa de recuperar unos mínimos de decencia ciudadana.

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«Lo hice por diversión», confiesa Leonard, uno de los adolescentes que acudió a votar, «presenté mi identificación, pero nadie miró la fecha de nacimiento y, sencillamente, voté». Hoy es consciente de su error, por el que fue amonestado y hubo de asistir a un curso de formación ciudadana como sanción, por ser menor de edad en el momento de la comisión del delito.

En las semanas anteriores, en clubes y redes, se llamó insistentemente a votar a los más jóvenes, especialmente a depositar la tercera papeleta en liza ese mismo día, la de un referéndum sobre la expropiación de viviendas a grandes propietarios, en total unas 240.000, que obtuvo el 56,4 por ciento de los votos emitidos a favor y cuyo dudoso resultado ha tenido graves consecuencias sobre el mercado inmobiliario de la capital. En un contexto de seria escasez de vivienda, empresas afectadas como Deutsche Wohnen han paralizado la construcción y el actual promedio de tiempo para encontrar piso supera los dos años.

Jaleados por las llamadas a luchar por una política de «vivienda barata», los adolescentes se sirvieron de la confusión que causa el hecho de que a partir de los 16 años es posible votar los ayuntamientos de los distritos, aunque no el Senado, ni el gobierno regional, ni el referéndum.

Tras aquel pufo electoral, inédito en una capital europea, «hemos aprendido mucho y esperamos que esta vez todo funcione», dice el responsable de la organización, Stephan Bröcher, que ha recibido solicitudes de entrevista incluso de cadenas de televisión surcoreanas y que cuelga en su despacho un esquema de estructura electoral que data de 1925. Han sido desplegados 42.000 trabajadores electorales, casi 8.000 más que la vez anterior. Se ha establecido un máximo de cuatro minutos para el uso de las cabinas de voto para evitar colas. Y Bröcher en persona ha supervisado la disposición de papeletas en los colegios electorales. No en vano, se han acreditado medios del mundo entero para informar sobre esta repetición electoral en la que, según las encuestas, el voto cambiará de signo.

El Politbaromter que publica la televisión pública ZDF apunta esta vez como partido más votado a la conservadora CDU, con el 25 por ciento de los votos, pero aparentemente sería posible una coalición de socialdemócratas (21 por ciento), Los Verdes (17 por ciento) y Die Linke (12 por ciento) que colocase al frente del gobierno regional al segundo candidato más votado. Otras combinaciones posible serían la gran coalición SPD-CDU o la 'coalición Jamaica' de CDU, Los Verdes y los liberales del FDP (10 por ciento). En 2021, el resultado fue del 21,4 por ciento para el SPD, 18,9 por ciento para Los Verdes, el 18 por ciento para la CDU y 14,1 por ciento para Die Linke.

A los berlineses les preocupa la seguridad, los alquileres y el tráfico, por este orden, y asisten a la repetición electoral mayoritariamente «desencantados» (62 por ciento) con el Gobierno y con «poca esperanza de que la política resuelva sus problemas» (77 por ciento).