La batalla después de las trincheras: la lucha por la vida de los quemados en la guerra de Ucrania
ABC ha vivido la dura realidad de las salas de los hospitales ucranianos donde heridos marcados por el fuego tratan de salir adelante
La guerra de Ucrania hunde los grandes tesoros turísticos de Rusia
Enviado especial a Leópolis
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Iniciar sesiónBajo la atenta mirada de Andriy, un tanque T64 de la decimoséptima brigada del Ejército ucraniano, envejecido pero firme, despliega su poderío. Andriy lidera a esta imponente bestia de acero junto a sus dos compañeros de armas, enviados en una nueva misión de ... combate por el comandante de su unidad. La carretera en el flanco sur de Bajmut es el escenario de su avance, con el objetivo de erradicar una posición de ametralladora anclada en un sector de la línea del frente. El ambiente sofocante se agudiza por un calor insoportable y un olor a diésel que carga el aire dentro del T64. Lo último que Andriy puede recordar de aquel día es un estridente pitido y la consumición total por la oscuridad.
El embate de las tropas rusas aniquiló su T64 con un misil antitanque ATGM, costándole la vida a uno de sus camaradas e hiriendo severamente a Andriy. «Estaba completamente quemado. Uno de mis compañeros me rescató de las llamas que devoraban los restos de mi T64. No sé cómo logramos sobrevivir y escapar de aquel infierno», confiesa Andriy desde su cama en la unidad de quemados del Hospital San Lucas en Leópolis.
Las bajas y heridas de guerra son una delicada cuestión en Ucrania. El presidente Zelenski evita cualquier mención pública sobre el tema, declarando que desconoce el número exacto de fallecidos en combate en las regiones ucranianas o prisioneros en campos de concentración. No obstante, en la unidad de quemados del Hospital San Lucas en Leópolis, una de las principales del país para estos casos, estiman que cerca del 3% de los heridos en combate son tratados por quemaduras graves en los diferentes centros especializados de Ucrania.
A escasos metros de Andriy, Oleksandre se recupera de sus heridas. Veinte días han pasado desde que ingresó al hospital, proveniente de la trigésima tercera brigada de tanques del Ejército ucraniano. Durante uno de los primeros enfrentamientos en la contraofensiva del frente de Zaporiyia, su tanque Leopard 1 estaba dando cobertura a una unidad de infantería cuando una mina antitanque dejó inservible su blindado, convirtiéndolo en presa fácil para los tanques rusos. Tras múltiples impactos, quedó atrapado mientras el tanque ardía. «Fue un momento de angustia total. Creí que era el final. Algunos soldados de la unidad que estábamos protegiendo lograron rescatarme y evacuarme. Mis brazos están destrozados, pero mantengo la esperanza de recuperarlos», comparte Oleksandre.
La mayoría de los pacientes de la unidad de quemados del Hospital San Lucas pertenecen a unidades de blindados del Ejército ucraniano. Casi todos sufrieron heridas al quedar atrapados en sus vehículos, expuestos a la llamarada de la explosión y el incendio subsiguiente. En uno de los quirófanos del hospital, el doctor Vasyl Savchyn lleva a cabo una cirugía en un soldado con quemaduras en aproximadamente el 30% de su cuerpo. Su equipo trabaja con la precisión de un mecanismo suizo, sin lugar para la improvisación. Antes de la guerra, apenas habían atendido un centenar de casos graves a lo largo de su carrera, ahora esa cifra se repite semanalmente con facilidad.
«En los primeros meses de la guerra recibimos numerosos casos de civiles con quemaduras extremas debido a los bombardeos rusos en nuestras ciudades y pueblos. Ahora, gracias a Dios, mucha gente ha sido evacuada y los casos civiles han disminuido en el hospital. Prácticamente todos nuestros pacientes ahora son militares heridos en combate», confirma el doctor Savchyn, director de la unidad de quemados del Hospital San Lucas. Esta unidad se ha convertido en un punto de evacuación hacia Polonia para los casos más críticos. «Cuando un paciente presenta quemaduras en el 40% de su cuerpo, decidimos que el caso debe ser tratado en el extranjero. Las posibilidades de supervivencia no son altas, pero en muchos casos logramos que se recuperen», asegura.
El doctor Vasyl Savchyn recalca la imperiosa necesidad de formar a médicos en el campo de la cirugía reparadora y plástica. El requerimiento de fondos es considerable y es esencial continuar promoviendo la especialización y creación de nuevas unidades para quemados en todo el territorio ucraniano. «La incertidumbre sobre la duración de la guerra y la certeza de que el número de heridos aumentará a medida que el conflicto se prolongue, nos impulsa a no cesar en nuestra petición de ayuda y apoyo a Occidente. Existe una segunda línea de frente que se libra en los hospitales y no podemos olvidarnos de ella», sostiene Savchyn con convicción.
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