Presidente en funciones de AN, cuando Le Pen «solo» es presidenta del grupo parlamentario de la extrema derecha, Bardella finge desconocer esa realidad emergente y declara a CNews, cadena de tv de tendencia ultra conservadora: «Nuestro partido estará presente en la próxima elección presidencial. Marine me lo ha dado todo en política. Trabajamos juntos, mano a mano. Soy de una lealtad absoluta. Y no pienso en otra alternativa».
Bardella avanza una hipótesis problemática: «Si el Gobierno de François Bayrou, con Macron como presidente, no respeta nuestras líneas rojas podremos votar la censura…». «Pequeño problema»: si el gobierno fuese censurado, tendrían que convocarse elecciones anticipadas, y… si Le Pen no ha conseguido la retirada de su condena, correría el riesgo de perder, también, su puesto de presidenta del grupo parlamentario de su partido.
AN ha lanzado una campaña política de apoyo político «total» a Marine Le Pen, que ha presentado un recurso suspensivo contra su condena. La Justicia tardará un tiempo indefinido en estudiar y dictar sentencia sobre ese recurso. Mientras tanto, la guerra política sin cuartel, contra los jueces, el gobierno y la prensa corre el riesgo de «cansar» a la opinión pública. Según los primeros sondeos, entre el 60 y el 65% de los franceses consideran normal la condena de Le Pen y toda la plana mayor de su partido.
El posible sustituto de Le Pen ha llamado a manifestarse en defensa de la líder ultraderechista inhabilitada. «Tomaremos las calles este fin de semana. Estamos organizando reparto de planfetos, movilizaciones democráticas, pacíficas y tranquilas», anunció.
Bardella está forzado a insistir en su «fidelidad total» a Le Pen. Pero su influencia importante en el voto joven (conservador o muy conservador) y su cotización personal como líder con más futuro puéden influir en los cuadros, diputados y figuras influyentes de la extrema derecha. La «era» Le Pen todavía no ha terminado. Pero estamos asistiendo a la emergencia del posible líder futuro de la extrema derecha francesa, Jordan Bardella, con padrinos internacionales como Viktor Orban y Benjamín Netanyahu.
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