Cuatro muertos en disturbios en Buenos Aires tras la negativa de Cristina de enviar Policía
Los residentes reaccionaron con tiros a los inmigrantes a la ausencia deliberada de fuerzas de seguridad
CARMEN DE CARLOS
El hombre que trasladaba la ambulancia había recibido una paliza salvaje. Creyó que, por fin, estaba seguro camino del hospital. Se equivocó. Un grupo de vecinos furiosos interceptó el paso al vehículo, abrió la puerta trasera y remató con un revolver al enfermo. En ese ... momento, el balance de muertos del Parque Indoamericano, en la barriada porteña de Soldati, ascendió a cuatro.
La cifra de cadáveres contabilizada en Buenos Aires desde el pasado martes provocó la reacción de la presidenta del Gobierno. Cristina Fernández, ajena y ausente a la batalla campal entre un grupo de ocupas bolivianos en el mencionado parque y los vecinos, aceptó la pasada madrugada recibir a Mauricio Macri , jefe de Gobierno de la capital de Argentina, en la Casa Rosada. Aunque, para no faltar a la verdad, ella, que no se le había puesto antes al teléfono ni había respondido a su solicitud de audiencia frente a una situación de alarma, nunca estuvo presente: se fue a dormir.
La reunión, pasada la medianoche, fue con un grupo de ministros, entre ellos, el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández , el mismo que había dicho horas antes que «ni loco» mandarían a efectivos de Seguridad al lugar. Macri se había declarado desbordado e incapaz de tomar el control de una zona convertida en territorio comanche con su precaria Policía Metropolitana. En sus reiteradas explicaciones, las menciones sobre el exceso de inmigrantes y su situación de ilegales, sirvieron en bandeja las críticas de xenófobo del Gobierno y otros detractores.
El conflicto
En ese escenario, la Policía Federal, Gendarmería, Infantería o cualquier otro cuerpo de seguridad del Estado brillaban por su ausencia, decisión expresa de un Gobierno que ve en Macri un enemigo y no un adversario, que, además, resulta ser el equivalente a alcalde o presidente de la Comunidad más importante del país.
El resumen del conflicto encuentra a un grupo de bolivianos levantando tiendas de campaña o construyendo cabañas en el parque público Indoamericano. Muchos de ellos lo hacían pensando que habían comprado su parcelita. Los desalmados de turno, acostumbrados a estas prácticas en Argentina, venden lo que no es suyo a los inmigrantes que buscan, con desesperación, una vivienda. El martes pasado la Policía Metropolitana y la Federal desalojaron la zona y dejaron un par de muertos en el camino, pero los ocupas volvieron. Fue el principio de esta historia trágica. Los vecinos de la zona, de escasos recursos y abundante miseria, reaccionaron frente a la ausencia deliberada de la ley, a tiros con los inmigrantes. En pie de guerra para defender el espacio público, el saldo final del conflicto se ha saldado con cuatro muertos.
El joven boliviano que todavía respiraba en la ambulancia, camino del hospital Piñero, tenía 19 años. El médico que le acompañaba estuvo al bode del infarto tras presenciar su ejecución por los vecinos. Las ambulancias que osaban entrar en la zona de conflicto, donde los heridos se estiman en una treintena, eran recibidas a tiros. Antes que él, tres compatriotas habían caído. La ineficacia del Gobierno de Macri y la indiferencia del que preside Cristina Fernández arrojaron este escenario. Por la tarde, mientras los pobres se mataban a tiros entre ellos, la jefa del Estado, sin nombrarlo pero celebrando el día de los Derechos Humanos, anunció la creación del Ministerio de Seguridad.
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