El ataque de Irán causa gritos de júbilo y agresiones a la Policía en una marcha propalestina de Berlín

Los asistentes estallaron entonces en aplausos, gritos de júbilo y vítores de 'Allahu Akbar' (Dios es grande). También se escucharon gritos de «resistencia», varios participantes ondearon pañuelos palestinos y banderas palestinas y libanesas, al tiempo que se hacían explotar fuegos de artificio festivos, a modo de celebración, por lo que la Policía hubo de intervenir. Además, la Policía también registró viviendas desde cuyos balcones se estaban lanzando fuegos artificiales y objetos contundentes, piedras y botellas contra los agentes. La manifestación se saldó con varias detenciones de simpatizantes de Hamás y extremistas de izquierda.

También en los barrios de Kreuzberg y Kottbusser Tor de Berlín se produjeron manifestaciones espontáneas durante la noche, en las que varios cientos de personas se reunieron para celebrar el ataque, al igual que en otras capitales europeas. Cerca de la Embajada de Israel en Copenhague se produjeron además varias explosiones sin heridos y la Policía sueca informó también sobre incidentes similares en Estocolmo, donde la agencia de noticias TT informó de que, según las primeras conclusiones de la Policía, la embajada de Israel fue alcanzada por varios disparos de bala. La policía encontró un arma de fuego en los alrededores y al menos un casquillo cerca de la misión israelí.

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El canciller alemán, Olaf Scholz, ha condenado «en los términos más enérgicos» los ataques con cohetes iraníes contra Israel, que «amenazan con agravar aún más la ya tensa situación en el Oriente Próximo». «Irán corre el riesgo de incendiar toda la región; esto debe evitarse a toda costa. Hizbolá e Irán deben detener inmediatamente sus ataques contra Israel», dijo el canciller alemán, que se felicitó por el hecho de que «sólo gracias a las Fuerzas de Defensa Aérea de Israel y sus aliados fue posible repeler en gran medida el ataque de Irán».

«Junto con nuestros socios, seguiremos trabajando para mediar en un alto el fuego entre Israel e Hizbolá. Tal alto el fuego debe ser el comienzo de la plena implementación de la Resolución de Seguridad 1701 de la ONU, que establece claramente que Hizbolá debe retirarse de la zona fronteriza con Israel. Esto allanaría el camino para que la gente regresara al norte de Israel y al mismo tiempo abriría la perspectiva de consolidar la condición de Estado del Líbano», concluyó en su primera reacción. Pocos días antes del aniversario del ataque de Hamás contra Israel, recordó que «nuestros pensamientos están con los rehenes retenidos y sus familias. Su destino debe ser un incentivo para que todos lleguen a un acuerdo basado en las propuestas del presidente estadounidense Biden».

Pero la inequívoca posición del Gobierno alemán resulta difícil de imponer en las calles, especialmente en barrios donde se concentra más población de origen árabe. «Necesitamos sentencias ejemplares rápidas contra estas conductas violentas», pidió el presidente del sindicato de Policía GdP, Jochen Kopelle, «el hecho de que la protección de Israel sea una cuestión de Estado para Alemania son palabras bonitas, pero entonces no debe quedar duda de que la policía puede y debe actuar con toda la dureza en estos casos».

«Cada día nos cuesta más poner un pie en la calle. Todo lo que está ocurriendo en Oriente Próximo se traslada a la vida aquí en Berlín y es peligroso para nosotros», reconoció la israelí Maya Wolffberg, que vive en el distrito berlinés de Mitte. «Sabemos que hay barrios literalmente tomados y no pasamos por ahí, pero están en todas partes y es arriesgado».

El abuelo de Maya nació en Neukölln en 1940 y pasó los últimos tres años de la guerra escondido en un sótano. «Vivir aquí era mi victoria y la de mi familia sobre la historia: nadie lo ayudó realmente en ese entonces, no pudo vivir aquí, pero soy berlinesa, había decidido quedarme e incluso me casé aquí el pasado mes de julio», explicó. «Aprendí que no se puede luchar contra el antisemitismo en secreto. Tienes que dar la cara, por eso participo en vigilias, doy charlas en el 'Bajszel', un pub cultural de izquierdas en el centro de Neukölln, que es repetidamente blanco de ataques antisemitas, y doy mi nombre completo en las entrevistas».