Los motivos de EE.UU. para no atacar las bases hutíes en el Yemen
Los rebeldes chiíes protagonizan una de las jornadas más agresivas en el Mar Rojo con el lanzamiento de una veintena de drones y misiles
Los ataques en el mar Rojo disparan los precios del transporte con Asia
Puerto yemení de Al Hudayda, en el mar Rojo
Lejos de amilanarse ante las amenazas occidentales, los rebeldes chiíes del Yemen llevaron a cabo esta semana una de sus mayores ofensivas contra el tráfico marítimo en el Mar Rojo, con el lanzamiento de 18 drones y tres misiles, interceptados a tiempo por los ... navíos militares de EEUU y el Reino Unido. No hubo afortunadamente víctimas, pero la advertencia ha sido clara para las grandes compañías que aún osan cruzar el Estrecho de Bab el Mandab para navegar por el Mar Rojo. Por esa ruta circula, en condiciones normales, casi el 15 por ciento del comercio mundial.
El ministro de Defensa británico ha declarado que «no quedará impune» la persistente acción de sabotaje de los hutíes, la rama chií del Yemen que se alzó en armas contra el régimen de mayoría suní, y desde 2014 controla la capital y buena parte del país gracias al apoyo de Irán.
Hasta la fecha, el único gesto de Washington y de Londres para hacer frente a los hutíes ha sido poner en marcha una operación supuestamente multinacional, dirigida a proteger con medios militares la navegación comercial en el Estrecho y en el Mar Rojo. La misión, bautizada como Guardián de la Prosperidad, recibió inicialmente el apoyo de una veintena de países aliados. Pero solo dispone hoy de navíos militares norteamericanos y británicos. España, que inicialmente dio su visto bueno, acabó retirando su palabra para regocijo de hutíes e iraníes.
Además de la tibieza occidental, ni Washington ni Londres parecen dispuestos a poner más carne en el asador y se limitan a dar protección a los barcos mercantes que aún desafían los riesgos de navegar por el Mar Rojo.
¿Por qué no atacan las bases terrestres de los hutíes en el Yemen, desde las que estos lanzan sus drones y misiles? El cálculo político se impone al sentido común militar. La Administración Biden no quiere atacar porque cree que esa acción ampliaría el conflicto armado entre Israel y Hamás en Gaza; y porque sospecha que esa estrategia le llevaría, inevitablemente, a tener que situar tropas en tierra y verse implicado en la guerra civil del Yemen.
El chantaje de Irán y de sus aliados yemeníes en el Mar Rojo busca, sin duda, generalizar un levantamiento en el mundo árabe contra Israel y contra su aliado norteamericano. El dilema es claro. Si Occidente interviene contra la raíz del bandidaje hutí, atacando su territorio, el riesgo de protestas y levantamientos en otros países de la zona se multiplicará notablemente. Si no lo hace, su debilidad seguirá espoleando la audacia de Irán y de sus movimientos armados aliados en la región: los hutíes del Yemen, los libaneses de Hizbolá, y los grupos radicales chiíes que operan en Irak y en Siria.