La identidad de los «asesinos a control remoto» de los drones rusos sale a la luz
La identidad de los que están detrás de los que manejan los misiles y los drones rusos en territorio ucraniano ha sido desvelada por Bellingcat
Rusia denuncia un ataque con drones sobre zonas residenciales de Moscú
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Iniciar sesiónLa sofisticación de la guerra pone distancia entre el militar y su objetivo convirtiéndose en una mano invisible cada vez más letal y eficiente. Pero la estrategia y la técnica que hay detrás dejan una hilera de rastros digitales y datos que ... mirados de cerca, como migas de pan, permiten atar cabos. Y como si de una película policíaca se tratase en el que el protagonista tiene uno de esos paneles de sospechosos donde las pistas le llevan a estrechar el cerco, y trazar con un hilo rojo y chinchetas en mano, la línea recta que une a la víctima con su 'agresor'.
Esto es precisamente lo que ha hecho una investigación de Bellingcat, en colaboración con Insider y Der Spiegel, consiguió identificar al equipo secreto de ingenieros militares que ha llevado a cabo los ataques rusos contra objetivos civiles en Ucrania usando misiles y drones. A este grupo los apodan «los asesinos a control remoto».
Y recientemente volvíamos a tener un ejemplo de cómo Rusia volvía a golpear sin tregua a Ucrania con una batería de ataques aéreos contra Kiev y Járkov, usando una bandada de misiles Iskander y un enjambre de drones. Ya anteriormente en la madrugada del lunes 10 de octubre de 2022, Rusia azotó con misiles las principales ciudades de Ucrania, hiriendo a más de 100 personas, según indicaba el servicio nacional de emergencia de Ucrania.
Pero Bellingcat afirma que la evidencia de fuente abierta muestra que múltiples misiles alcanzaron objetivos no militares, dañaron edificios residenciales y golpearon jardines de infancia y parques infantiles. Y marcaron los mayores ataques coordinados con misiles de Rusia desde el comienzo de la guerra dañando infraestructura crítica y edificios civiles.
Dnipro aftermath. pic.twitter.com/cPL7gjPxwO
— Aldin 🇧🇦 (@aldin_aba) October 10, 2022
Para quien no lo conozca, Bellingcat nació en 2014 de la mano del periodista británico Eliot Higgins, es un sitio web integrado por personas que usando recursos de fuente abierta descubren delitos de guerra, casos de corrupción o crímenes contra los Derechos Humanos. Con un portátil pueden resolver desde un sofá, y sin exagerar, algo que estaba pasando en el otro extremo del mundo. Y solo basta implementar cálculos matemáticos o físicos y usar Google maps, Street view o datos solares para dar con las claves, tal como explicaba a ABC Carlos Gonzáles, ingeniero de Bellingcat.
Cara oculta
En su investigación establecen que estos 'asesinos a control remoto' son hombres y mujeres jóvenes, incluido una pareja de marido y mujer, que constituyen tres grupos de diez miembros cada uno dedicado a un tipo concreto de misil. Y coordinados por el coronel Igor Bagnyuk. Tienen un perfil multidisciplinar especializado que va desde ingeniería de las tecnologías de la información a juegos de ordenador. Y realizan su labor en lo profundo del vasto 'Centro de Cómputo Principal del Estado Mayor General' de las Fuerzas Armadas Rusas, abreviado como GVC en dos instalaciones físicas ubicadas en la sede del Ministerio de Defensa en Moscú y otro en la sede del Almirantazgo en San Petersburgo.
«Algunos también trabajaron en el centro de comando militar de Rusia en Damasco en el período comprendido entre 2016 y 2021, un período durante el cual Rusia desplegó misiles de crucero en Siria. Otros han recibido varios premios militares, incluido el del presidente ruso, Vladimir Putin», afirman. Y esa a misma medalla es la que rastrearon que ahora Bagnyuk vende en Avito.ru- el equivalente a Ebay- por 93 euros en la red.
Se acercaron a esta treintena expertos que no superan la mayoría los 30 años, ya que los tres más jóvenes tienen 24 años para intentar confirmar los hechos. Algunos tienen experiencia militar y otros son civiles que han trabajado para empresas y fueron reclutados.
Solo uno de ellos de forma anónima compartió con el equipo de investigación lo que llaman «información contextual sobre cómo el grupo se encargó de programar manualmente las sofisticadas rutas de vuelo de los misiles de crucero de alta precisión de Rusia». Además de la selección de objetivos, y compartió fotografías de los miembros de la GVC.
Mercado negro de datos
A la pregunta de cómo dieron con ellos nuevamente es algo que está al alcance de los que sepan ver una fértil cosecha de información circulando en internet. «El análisis de datos de código abierto de miles de graduados de los principales institutos militares de Rusia que se centran en la ingeniería y programación de misiles, en particular la Academia Militar de Fuerzas de Misiles Estratégicos con sede en Balashikha, cerca de Moscú, y el Instituto de Ingeniería Militar-Naval con sede en el suburbio Pushkin de San Petersburgo», fueron el disparadero para seguir indagando, señalan los miembros de Bellingcat.
Y no se detuvieron ahí. Analizaron datos filtrados de empleo que mostraban que estaban trabajando para GVC, así como entradas telefónicas de estos graduados a través de los mercados clandestinos de datos de Rusia. Y si bien esto sería más complicado en otros países, matizan que «el mercado negro de datos de Rusia ha ayudado a periodistas y activistas a reconstruir numerosas investigaciones importantes sobre los servicios militares y secretos del país en los últimos años».
Los analistas de Bellingcat afirman que «a diferencia de sus pares militares, la mayoría de los cuales están expuestos al menos a algún riesgo personal cerca de la línea del frente, los jóvenes de este grupo trabajan desde centros de comando seguros en Moscú y San Petersburgo, y parecen vivir sus vidas con poca interferencia de una guerra, en el que juegan un papel fundamental».
Y añaden que si bien se desconocen sus niveles salariales actuales durante la guerra, los datos filtrados de algunos de los miembros de 2018 a 2020, disponibles en agregadores de datos sugieren que las tasas salariales han aumentado, desde un promedio mensual de 1.300 dólares (unos 1200 euros) en 2018 a un promedio de 2.100 dólares (casi 2000 euros), en 2020».
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El arduo trabajo de grupos como Bellingcat que intentan dilucidar las identidades que hay detrás de los ataques rusos responde a que ellos realizan la programación de la ruta de vuelo de sus armas de alta precisión. Y esto es relevante, ya que como apuntan «el ataque deliberado o indiscriminado contra civiles e infraestructura civil ucraniana podrían constituir posibles crímenes de guerra». De ahí que muchos se hayan referido a Bellingcat con todos sus años de trabajo como «la peor pesadilla del Kremlin».
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