El 'architaliano' Berlusconi será despedido este miércoles con fervor y honores de Estado en la catedral de Milán

La política se paraliza: en Cámara y Senado habrá luto durante 7 días

Sombras y luces de Il Cavaliere, que con su empatía conquistó a la mayoría de los italianos

Berlusconi, el artífice del mejor Milan de todos los tiempos

Berlusconi, un seductor en un país que ama el populismo

Berlusconi, ese adicto al poder

Varios trabajadores montan una estructura antes del funeral de Estado del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi en la plaza del Duomo de Milán efe

Ángel Gómez Fuentes

Corresponsal en Roma

La política se paraliza por Silvio Berlusconi. El Senado y la Cámara de diputados estarán de luto durante siete días, un hecho sin precedentes. Silvio Berlusconi tendrá este miércoles en la catedral de Milán un funeral de Estado, con la asistencia del presidente de ... la República, Sergio Mattarella, la primera ministra, Giorgia Meloni, y numerosas personalidades políticas y diplomáticas, algunas llegadas desde el extranjero. Las banderas ondean a media asta en los edificios públicos desde el lunes, cuando el ex primer ministro falleció en el hospital de San Rafael de Milán a causa de una leucemia crónica.

Se proclamó además luto nacional, lo que ha suscitado polémica en algunos medios y sobre todo en las redes sociales. Es un honor nunca antes concedido a un ex primer ministro que no hubiera sido también presidente de la República. Se trata de un reconocimiento diferente y más amplio en comparación con los funerales de Estado, que en cambio son requeridos por ley para quienes han ocupado los más altos cargos institucionales. «El luto nacional por una persona divisiva como Berlusconi no es una decisión adecuada«, ha dicho la Rosy Bindi, exdemocristiana, que fue una destacada dirigente del Partido Democrático.

Il Cavaliere dispuso la escenografía de la ceremonia, con una circular de la Presidencia del Gobierno que data del 18 de diciembre de 2002, cuando Berlusconi presidía su segundo Gobierno: el protocolo prevé el «féretro escoltado por seis carabinieri en uniforme completo», los «honores militares a la entrada y salida a la catedral» y al menos «una oración oficial conmemorativa». Será impresionante el sistema de seguridad, incluyendo francotiradores y dispositivos antiterroristas, con un plan de orden público sin precedentes. El acceso a la plaza del Duomo será libre. No se necesitará ningún pase de acceso a los ciudadanos, que podrán seguir la ceremonia en las grandes pantallas instaladas en la plaza.

Silvio Berlusconi será enterrado en su Villa San Martino de Arcore, a 30 kilómetros de Milán. En esta gigantesca mansión se hizo construir un mausoleo en mármol de Carrara, con un sarcófago central donde será sepultado, y alrededor dispuso 37 nichos destinados a familiares y amigos más cercanos. Lo dijo públicamente: «Es aquí donde quiero ser enterrado con mis amigos y familia». En Villa San Martini, el lugar que más simbolizó el poder y las pasiones de Il Cavaliere, Berlusconi quiso descansar en la eternidad rodeado por los suyos.

El último viaje

Así concluirá el último viaje de quien había buscado la inmortalidad en muchos gestos de su vida. Berlusconi aspiraba casi a la inmortalidad, a juzgar por las frases que, llevado por su narcisismo, disparaba cuando estaba en el apogeo del poder: «Yo soy el ungido del Señor, hay algo de divino al haber sido elegido por la gente». Cuando lo criticaban decía: «Soy una víctima, me sacrifico por todos. Yo soy el Jesucristo de la política». Su autoestima no tuvo comparación con ningún otro líder político. Se consideró siempre el mejor del mundo. Su ego fue tan grande como su fortuna personal, que superó los 6.000 millones de euros. Hoy el teólogo laico Vito Mancuso se refiere a Berlusconi como «el ateo que creía solo en su Yo».

Era tan exuberante que, llevado por su extraordinaria capacidad de comunicación, improvisó un discurso ante el papa Wojtyla, al presentarle su equipo del Milan en el Vaticano, dejando boquiabiertos incluso a los cardenales presentes: «Santidad, usted se parece a mi Milán. También usted, como nosotros, a menudo está lejos, para llevar por el mundo una idea ganadora, que es la idea de Dios». Berlusconi se atrevió a lo que nadie había hecho: definir a Dios como «una idea ganadora». En realidad, utilizaba un lenguaje nuevo, el mismo que aplicaba a sus futbolistas, según explicaba hoy en la RAI el mítico entrenador Arrigo Sacchi: «Fue un gran presidente innovador, que tenía claro lo que había que hacer. Lo habitual en Italia era decir hay que vencer. Para Berlusconi el lema era: 'Convencer, divertir y ganar'«.

Una persona deja una carta entre flores y recuerdos futbolísticos cerca de Villa San Martino, la residencia del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, a la que fue trasladado su cuerpo tras su muerte reuters

Es verdad que Il Cavaliere ha sido un personaje muy divisivo, pero fascinó a buena parte de los italianos. Su gran hazaña personal fue que la mayoría de los ciudadanos, el italiano medio, se identificara con él. Pier Luigi Bersani, exsecretario del partido Democrático, duro adversario de Berlusconi, reconoce hoy al Corriere della Sera que el fundador de Forza Italia «tenía un gran don, la empatía, que le permitió conquistar a los italianos».

Para entender el 'fenómeno Berlusconi' hay que partir de un hecho: 'Il Cavaliere' ha sido un genial vendedor de sí mismo, proponiéndose como un personaje representativo de la sociedad italiana, con sus virtudes y defectos, es decir, un auténtico 'architaliano'.

Fue un seductor, un populista. No hay que olvidar, como apuntan algunos historiadores, que Italia tiene un vicio antiguo: el populismo. En este terreno, Silvio Berlusconi se movió como pez en el agua. Anticipó el populismo del Movimiento 5 Estrellas.

Gran actor, comunicador, mujeriego

El ex primer ministro fue siempre un gran actor, mujeriego, un excelente comunicador, capaz de embaucar, en su apogeo político, a más de diez millones de votantes, utilizando el poder fundamentalmente para sus intereses personales con numerosas leyes 'ad personam', con la ayuda de su imperio mediático. Así, Silvio Berlusconi se convirtió en el político italiano más importante de los últimos treinta años.

Fue el hombre de las mil vidas. Es verdad que Il Cavaliere fue muy divisivo pero hoy, en la mayoría de los medios y entre la gente, predomina el antiguo proverbio: «De los que acaban de morir, uno calla o habla bien». Pero hay excepciones. En gran medida estaba previsto lo que está sucediendo, es decir, quienes lo apoyaron interpretan cualquier crítica como una afrenta, mientras los que atacaron a Berlusconi denuncian la exaltación póstuma, casi una beatificación laica, que hacen sus fieles. Por ejemplo, 'La Repubblica', el diario que más lo atacó, critica «al coro mediocre que celebra al Cavaliere como padre de la Patria y como estadista». Berlusconi será recordado como un personaje con luces y sombras.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios