Un aquelarre kirchnerista en vísperas de la sentencia de Cristina Kirchner: «Estar presa es un certificado de dignidad»

En los próximos días se dará a conocer el fallo de la Corte Suprema de Justicia por la causa Vialidad –en la que la exmandataria fue condenada por corrupción- y, de confirmarse la pena, será condenada a seis años de cárcel y deberá cancelar la candidatura en las elecciones legislativas que anunciaba con bombos y platillos una semana atrás. El movimiento político nacido a inicios de los 2.000 de la mano de la expresidenta y su fallecido marido, Néstor Kirchner, comienza a evaluar posibles escenarios de cara a la inevitable sentencia. El riesgo para la Casa Rosada es que su acérrima enemiga se convierta en mártir política si es enviada a prisión.

La información en Argentina en estos momentos se mueve a más velocidad que los precios en un país acostumbrado a convivir con la inflación. Una semana atrás, Cristina Fernández de Kirchner anunciaba su candidatura –a diputada por la provincia de Buenos Aires- en televisión y luego aparecían afiches de campaña con su nombre en distintos puntos del territorio bonaerense. Sin embargo, apenas días después, su sueño de regresar a la política se ha convertido en una pesadilla.

El pasado fin de semana comenzaron a circular en todo el país las versiones de que la Corte Suprema de Justicia se expediría en estos días. Se espera que confirme la condena de la expresidenta, lo que la llevaría a cumplir seis años de prisión y, además, la inhabilitaría de por vida para ejercer cargos públicos. Lisa y llanamente, se vería obligada a renunciar a la carrera electoral de cara a los comicios legislativos que tendrán lugar el próximo 26 de octubre.

En caso de confirmarse la sentencia, el expediente es enviado al Tribunal Oral Federal y acto seguido, se ordena la detención de la expresidenta. Debido a su edad, Cristina Kirchner puede solicitar que la pena pueda cumplirse en condición de prisión domiciliaria.

La cita de este lunes era a las 18 horas. La excusa, un acto por el 69 aniversario de los fusilamientos realizados por dictadura militar de 1955 –una de las tantas que hubo en Argentina-, conocido como el Día de la Resistencia Peronista. Pero la expectativa estaba puesta en el discurso de la expresidenta, a apenas días de que se confirme, probablemente, la decisión de la Justicia de enviarla a prisión. Durante casi hora, la exmandataria disparó contra el actual Gobierno del presidente Javier Milei, instó al peronismo a reforzar la militancia y se refirió a su casi inminente condena.

«Soy una fusilada que vive», sentenció, en referencia al intento de asesinato que sufrió en 2022 y dijo: «No me va a alcanzar la vida para agradecerle a Dios estar viva». El discurso fue acompañado por cánticos de sus seguidores, que entonaban «Vamos a volver». La expresidenta también envió un mensaje a la Corte Suprema de Justicia, que está próxima a definir su situación judicial. «Estar presa es un certificado de dignidad», sostuvo.

A la cita acudió el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, que en las últimas semanas mantuvo una relación tensa con la exmandataria debido a ciertas diferencias con respecto a la manera de presentarse a las elecciones legislativas. El acto de este lunes ha tenido como objetivo también consolidar la unidad del kirchnerismo y oficiar, a la vez, de encuentro entre los miembros del partido para evaluar los próximos pasos a dar en caso de que la líder del movimiento deba cumplir la condena.

Si la Justicia decide enviar a prisión a la exmandataria, es de esperar que las consecuencias se hagan sentir en todo el territorio nacional. En vísperas de las elecciones de octubre, gran parte del peronismo ya habla de «proscripción» y son varios sectores del sindicalismo que están llamando a movilizarse, por considerar que «la democracia está en peligro».

La pena de cárcel puede impedir a la exmandataria llegar a las urnas en los comicios legislativos. No obstante, también puede ayudar a la reconstrucción de su figura e incluso convertirla en un mito, algo frecuente en el peronismo, que –tal como ha quedado claro en los cánticos del acto de este lunes- lejos está de perder la esperanza de «volver».