Así van las alianzas de Bolsonaro y Lula para ganar la segunda vuelta en las presidenciales de Brasil

Lula y Bolsonaro terminaron la primera vuelta de las elecciones del domingo, con 57,2 millones de votos (48,4%), y 51,07 millones (43,2%), respectivamente. El resultado es una ventaja de 6 millones de votos para el líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), que no le garantizan una posible victoria en la segunda vuelta el 30 de octubre. En la disputa entre el Lulismo y el Bolsonarismo se han dividido las banderas entre los que prefieren el respeto a la democracia y los que dicen estar contra la corrupción, incluso sabiendo que el actual presidente no está libre de pecado.

El apoyo del expresidente socialdemócrata, FHC (1996-2002) puede no haber sido el más importante en términos de transferencia de potenciales votos, pero está teniendo un fuerte peso simbólico, destacado por los medios brasileños el miércoles. Cardoso y Lula lucharon juntos contra la dictadura militar (1964-85), pero se convirtieron en oponentes cuando la democracia volvió.

«En esta segunda vuelta voto por una historia de lucha por la democracia y la inclusión social. Voto por Luiz Inácio Lula da Silva», declaró en un post en Twitter el respetado sociólogo, que a los 91 años ha sido poco visto en eventos públicos este año. El mensaje estaba acompañado por dos fotos históricas de ambos, durante la dictadura y otra más reciente de un abrazo, anterior a la prisión de Lula, en 2018.

«Gracias por su voto y su confianza. Brasil necesita diálogo y paz», le respondió también por Twitter el candidato, en medio de una agenda intensa, que incluía un almuerzo con Simone Tebet. Pese a la baja votación de poco más del 4%, Tebet ha sido una de las sorpresas de esta elección, al postularse por primera vea a la Presidencia. La senadora del tradicional partido del Movimiento Democrático Brasileño (MDB) dará su apoyo individualmente, porque el grupo, que ha participado de todos los Gobiernos desde 1985, se ha dividido y le ha dado libertad a sus militantes para manifestarse como quieran.

Lula también consiguió el apoyo de Gomes, que finalmente se rindió a apoyar a Lula, muy de mala gana. Ciro que ya fue ministro de FHC y de Lula, tuvo que admitir que tiene más afinidades con el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), que con el actual presidente Bolsonaro, siempre cuestionado por sus posiciones autoritarias, discriminatorias y polémicas, y por un número que pesa en su biografía, casi 700 mil muertes durante la pandemia, por negacionismo y mala gestión.

Con un Gobierno que reúne muchos pecados y críticas, Bolsonaro tuvo dificultad en hilvanar alianzas en la primera vuelta, al contrario de Lula que se presentó con el apoyo de un gran frente político. Su sorprendente crecimiento en las urnas, sin embargo, se ha convertido en una fila de apoyos.

Los gobernadores de Minas Gerais, Romeu Zema; y de Río de Janeiro, Claudio Castro, con votaciones expresivas que los llevaron a vencer la elección en primera vuelta, fueron los primeros en darle respaldo, así como el gobernador de São Paulo, Rodrigo García. Bolsonaro consiguió con ellos una imagen importante, apoyado por los líderes de los tres estados más importantes del país.

García, derrotado y en tercer lugar en la elección, con un 18% de los votos en el estado de São Paulo, creó una crisis en su propio mandato al apoyar al ultraderechista. Representante en el estado del partido socialdemócrata (PSDB), la decisión de García fue mal recibida por su partido y por los secretarios más importantes de su Gobierno, Rodrigo Maia, de Proyectos Estratégicos, y la prestigiosa economista, Zeina Latif, que consideran renunciar a sus cargos.

Bolsonaro ha recibido también el apoyo del exjuez Sergio Moro, que dejó el Gobierno por sus desavenencias ante las interferencias del presidente en investigaciones de la Policía Federal. Ahora ha preferido aliarse al presidente que a Lula da Silva, a quien condenó a prisión por acusaciones de corrupción. El expromotor Deltan Dallagnol, que actuó como acusador en la famosa Operación Lava Jato, también se alineó a Bolsonaro.

La distancia entre los dos frentes nunca fue tan opuesta y tan clara, muy diferente a los tiempos en que Lula y Cardoso peleaban con planes y propuestas muy parecidas, En esta elección, Brasil se divide en dos formas de ver el mundo