Stalin, moda de Rusia

La última iniciativa en apoyo del cruel déspota ha venido de la mano de la firma rusa de papelería «Alt», que ha puesto a la venta una tirada de cuadernos para escolares con la imagen de Stalin ataviado con su uniforme militar de gala y el pecho repleto de medallas.

Al pie del retrato aparece la inscripción «generalísimo», el rango al que fue elevado por el Partido Comunista en 1945, tras la victoria contra la Alemania nazi . Se trata de una serie dedicada a los «grandes personajes históricos» con los zares de mayor relieve, héroes militares, científicos, escritores y compositores famosos.

Pero los partidarios de la desestalinización no esperaban que la editorial incluyese también al verdugo que envió a la muerte a millones de compatriotas. El nuevo cuaderno presenta una exuberante cubierta con profusión del dorado y un papel de alta calidad. Incorpora una reseña biográfica del dictador en la penúltima página con fotografías de la época , algunas ilustrando los horrores de los campos de concentración estalinistas, los tenebrosos gulags.

La nota admite que Stalin fue una «figura polémica y contradictoria» y que bajo sus ordenes directas fueron fusiladas 640.000 personas y casi dos millones y medio recluidas en los gulags. Cifras muy inferiores a las que se han venido manejando.

Al mismo tiempo, el autor de la peculiar reseña resalta que durante su «rígido» mandato (1922-1953) y haciendo uso de métodos «extremamente severos» la Unión Soviética «logró superar su secular atraso». El texto asegura que «la Unión Soviética se dotó de una potente industria capaz de producir las armas necesarias para convertir su Ejército en uno de los más poderosos del mundo». Sin dudarlo, la radio «Eco de Moscú» cree que el cartapacio es «pura apología del estalinismo y ni siquiera puede ser considerado un cuaderno». Y es que existe una intención declarada por parte del entorno de Putin de hacer creer a la población que una dictadura no tiene porqué ser necesariamente mala, sino muy al contrario, ya que puede procurar estabilidad, prosperidad y mayor respeto hacia el país por parte de la comunidad internacional.

Pese a las protestas de las organizaciones democráticas y los defensores de los derechos humanos, que consideran que Rusia no ha tenido todavía su Nuremberg contra los crímenes del estalinismo, en los últimos años son contantes los intentos de ensalzar al tirano soviético.

En varias ciudades se han vuelto a levantar monumentos en su memoria, sus retratos son exhibidos con cada vez más frecuencia y profusión en las celebraciones del Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria (II Guerra Mundial) y hasta han aparecido iconos con su efigie.

En algunas estaciones del metro de Moscú se está recuperando la parafernalia estalinista, por ejemplo, en la de «Kúrskaya», donde hace dos años fue restaurado el fragmento del himno soviético «Stalin nos crió en la lealtad al pueblo, al trabajo y nos inspiró en las gestas» . Está escrito en la bóveda central del vestíbulo de entrada a la estación.

En 1956, tras el XX Congreso del Partido Comunista de la URSS, en el que se condenó el «culto a la personalidad» y se pretendió iniciar la desestalinización, fueron desmontados o apartados de la vía pública todos los monumentos erigidos en honor del dictador. Desaparecieron también todas sus publicaciones de librerías y bibliotecas. Ahora, sin embargo, se intenta volver hacia atrás y la rehabilitación de Stalin está teniendo su reflejo incluso en los manuales de historia que se utilizan en las escuelas.