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Revés para Berlusconi en las elecciones de Milán

La izquierda gana Turín. El primer ministro sólo avanza en Nápoles

ÁNGEL GÓMEZ FUENTES

Silvio Berlusconi vive horas amargas. El primer ministro italiano ha sufrido un revés muy serio en las elecciones locales celebradas el domingo y lunes en Italia. Casi 13 millones de italianos acudieron a las urnas para elegir a 11 presidentes de provincia y 1.315 alcaldes, con la sensación de votar en un referéndum a favor o en contra del berlusconismo. En efecto, el primer ministro italiano había planteado estas elecciones como un plebiscito, subrayando que «los resultados deberán dar fuerza al Gobierno nacional, por ello es importante vencer a la primera en Milán y Nápoles».

No ha sido así. Los datos son espectaculares en Milán, donde el candidato del centro-izquierda, el abogado Giuliano Pisapia, superaba en más de seis puntos al alcalde saliente, Letizia Morati , del partido de Berlusconi, (48 % contra 41,5 %). Se abre ahora un periodo de incertidumbre, y en la segunda vuelta electoral, dentro de dos semanas, Berlusconi y su PDL, en coalición con la Liga Norte, corren el riesgo de perder la capital del Norte, la metrópoli de la economía financiera y de los servicios.

En Nápoles, donde Berlusconi había hecho todo tipo de promesas, como suspender la demolición de las casas construidas ilegalmente, su candidato del centro-derecha, Gianni Lettieri, solo ha llegado al 42 % y corre también el riesgo de perder en la segunda vuelta.

Bolonia, hacia la izquierda

Para la oposición de centro-izquierda, el resultado es muy satisfactorio, pues logran sus objetivos. Aspiraban a dos victorias (Turín y Bolonia) y a disputar la segunda vuelta en Nápoles y Milán. El ex ministro Piero Fassino, dirigente destacado del PD, logra en este primer turno la alcaldía de Turín, alcanzando el 57 % de los votos. Lo mismo sucedía, a falta de resultados definitivos, en Bolonia, capital tradicionalmente «roja», donde Virginio Merola, del PD, superaba también el 50%.

Gobierno y oposición, el partido de Berlusconi (PDL) y el centro-izquierda (PD) liderado por Pier Luigi Bersani se jugaban mucho, casi todo un campeonato, en solo dos días, sobre todo en cuatro grandes ciudades: Milán, Nápoles, Turín y Bolonia. Al plantear Berlusconi estas elecciones como un plebiscito, todos los líderes coinciden en que los resultados tendrán repercusión en la política nacional, tanto para el Gobierno como para la oposición.

Silvio Berlusconi confiaba que su partido el PDL, en alianza con la Liga Norte, ganara con seguridad en el primer turno en una ciudad clave. «Es impensable que Milán no sea gobernada por nosotros», había sentenciado el primer ministro Silvio Berlusconi en el cierre de la campaña electoral en la capital de la región lombarda, la más rica del país, la ciudad donde gobierna el centro-derecha desde casi dos décadas, y en la que Silvio Berlusconi se ha jugado el todo por el todo, presentándose incluso como cabeza del cartel electoral.

En la batalla por Milán se ha recurrido al insulto y al juego sucio. Al final de un debate televisivo, la candidata a la reelección, Letizia Morati, acusó a su rival, Giuliano Pisapia, de ser un aliado de los violentos y de haber sido condenado hace 30 años por el robo de un coche. Fue una mentira: Pisapia, un abogado con fama de moderado, había sido absuelto.

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