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Newt Gingrich abre el baile de los candidatos republicanos

Los aspirantes a la presidencia deben reforzar su estrategia ante un popular Obama

Newt Gingrich abre el baile de los candidatos republicanos afp

EMILI J. BLASCO

La carrera de las primarias republicanas ya está servida. Newt Gingrich, el que fuera líder de los republicanos en los tiempos de Bill Clinton, anunció ayer que se presenta a la contienda, lo que precipitará la decisión de otros posibles candidatos. Se cuenta con que el hasta ahora favorito, Mitt Romney, ex gobernador de Massachussets, se lance igualmente al ruedo, y probablemente también lo hará el siguiente en apoyos, Mike Huckabee. Mientras sigue la espera de si Sarah Palin tira también el guante.

Gingrich, de 67 años, el de más edad entre quienes aspiran a competir con Obama en las presidenciales del próximo año, no demostró ayer gran convicción en su esfuerzo por reinventarse. Aunque ha moderado sus formas en contraste con el discurso negativo y de confrontación que le convirtió en artífice de la victoria de los republicanos en las legislativas de 1994, cuando mantuvo el mismo pulso con Clinton que hoy el Tea Party sostiene con Obama.

La presencia continua a su lado de su tercera esposa, Callista, contribuye a suavizar su perfil, pero también constituye un permanente recordatorio de una trayectoria personal que difícilmente casa del todo con ningún grupo social que pudiera apoyarle. Los evangélicos no vieron con simpatía su conversión al catolicismo en 2009, pero entre los católicos sus infidelidades matrimoniales —la última, mientras su esposa libraba una batalla contra el cáncer— tampoco han sido buena tarjeta de visita.

Gingrich, durante veinte años miembro de la Cámara de Representantes por Georgia, abandonó la política en 1999, acosado por pequeños escándalos fiscales. En la actualidad dirige Gingrich Productions, una editorial y productora de documentales.

El proceso de primarias empezará con el nuevo año; la proclamación del presidenciable republicano será en verano de 2012. Barack Obama goza en estos días de buenas encuestas, pero el empujón que le ha supuesto la muerte de Bin Laden puede ser pasajero. La aprobación del presidente llega al 60%, el nivel más alto en dos años. Lo llamativo en algunos sondeos es que no sólo ha mejorado su imagen en materia de seguridad, sino también en relación a la economía, el punto más fácilmente atacable por sus adversarios.

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