Tras el terremoto electoral en Milán, comienza el ocaso político de Berlusconi
Nadie esperaba en Italia que Berlusconi pudiera sufrir una derrota tan severa en Milán, la ciudad símbolo del berlusconismo
Tras el terremoto electoral en Milán, comienza el ocaso político de Berlusconi
Nadie esperaba en Italia que Silvio Berlusconi pudiera sufrir una derrota tan severa en Milán, la ciudad símbolo del berlusconismo, donde el primer ministro inició su aventura política en 1994. En las elecciones locales celebradas el domingo y lunes solo se ha jugado un primer ... tiempo del partido; falta la segunda vuelta dentro de 15 días, pero el resultado ha sido clamoroso, teniendo en cuenta que Silvio Berlusconi había transformado la campaña en un referéndum sobre su liderazgo y figuraba como cabeza de cartel electoral de Milán. La dimensión del terremoto la dan estos datos: Berlusconi se había puesto como objetivo obtener al menos las 53.000 preferencias logradas en las elecciones del 2006, pero recibió solo 27.972, poco más de la mitad. Su candidata a la alcaldía de Milán, Letizia Moratti, perdió 11 puntos con respecto a la última elección, logrando solo el 41,58 % de los votos, muy lejos del 48 % de su rival de centro izquierda, el jurista Giuliano Pisapia, de 62 años.
Silvio Berlusconi y sus halcones equivocaron cálculos y estrategia. En su lucha desesperada por conquistar votos, el primer ministro realizó una campaña llena de insultos y difamaciones, arrastrando también a la candidata Morati en ese juego sucio. El primer ministro paga por sus escándalos magistratura («un cáncer del país») y a la izquierda («comunistas que no se lavan») ha terminado por «cansar y agotar a los italianos», según reconoce Giuliano Ferrara, que fue ministro de Berlusconi y es hoy uno de sus principales consejeros.
Berlusconi, desmoralizado; Bossi, furioso
El resultado electoral ha dejado a Berlusconi tan helado y «desmoralizado», según sus colaboradores, que no compareció para comentar su derrota. Anoche se reunió con los dirigentes de su partido para analizar los resultados. También se escondió su aliado Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, furioso tras el fracaso electoral. La ira de Bossi, que también ha hecho perder votos a la Liga, hace presagiar una tormenta en el centro-derecha con repercusiones futuras en el gobierno.
Además del cansancio de los italianos del populismo de Berlusconi, estas elecciones han puesto de relieve una cierta debilidad de las fuerzas políticas mayores. El centro-izquierda gana dos ciudades importantes, Bolonia y Turín, pero sigue sin un claro liderazgo. Finalmente, los comicios han demostrado un distanciamiento de los italianos hacia su clase política, lo que se refleja en el éxito que ha tenido el movimiento antipolítico Cinco Estrellas, alcanzando incluso el 10 por ciento de los votos en Bolonia.
En definitiva, para el berlusconismo ha comenzado el ocaso, pero la fase nueva en la política italiana parece aún lejana.
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