EE.UU. «vende» un avión al presidente chino con micrófonos hasta en el baño
El nuevo avión del presidente chino, Jiang Ze Min, llegó a sus manos lleno de micrófonos, instalados en algún momento de su fabricación y decoración en Estados Unidos. El «Financial Times» publicaba ayer esta noticia que pone en nuevos apuros al presidente George W. Bush a menos de un mes de su primera visita oficial a Pekín.
Según parece, los Estados Unidos son un país tan generoso que a la hora de entregarle a Jiang Ze Min el nuevo avión presidencial chino, un Boeing 767, decidieron regalarle más de veinte sofisticados micrófonos conectados con satélites. La otra posibilidad es que los norteamericanos ... hayan tratado de engañar a Ze Min como a un chino creyendo que los ciudadanos de ese país son tan ingenuos como dice el dicho.
Como fuere, las revelaciones del «Financial Times» son lo suficientemente detalladas como para resultar creíbles y lo suficientemente graves como para aguar la visita a China que George W. Bush tiene previsto realizar el mes que viene.
CONSTRUIDO EN SEATTLE
El nuevo avión de Jiang Ze Min fue construido en las instalaciones de la Boeing en Seattle y luego vendido a la compañía Delta Airlines quien a su vez se lo vendió al Gobierno chino, única forma posible de que el aparato pudiera ser entregado de inmediato. Una vez en posesión del mismo, los chinos lo enviaron a Gore Design, una empresa de Texas (el Estado del presidente Bush) para su reconversión de avión de pasajeros en transporte oficial del presidente.
MEDIDAS DE SEGURIDAD
La reconversión duró casi un año, durante el cual un fuerte contingente de oficiales de seguridad chinos vigilaron estrechamente el progreso de la decoración y rehabilitación del aparato. Este fue entregado a China a finales de agosto del pasado año.
Ya en los primeros vuelos de prueba los técnicos chinos notaron un extraño e inesperado zumbido de electricidad estática. Cuando se realizó una revisión completa del aparato, se encontraron más de veinte micrófonos en todo tipo de lugares, desde el cuarto de baño hasta la cabecera de la cama de Jiang Ze Min. Los dispositivos, según recoge el «Financial Times» de fuentes de la seguridad china, «son bastante más sofisticados de los que están a disposición del público»
Aparentemente, el Gobierno chino ha preferido no reaccionar de forma oficial, aunque el mismo presidente parece estar furioso. La acción se ha concentrado por ahora en unos 20 oficiales del aire que estaban a cargo de la vigilancia en Estados Unidos, así como de las dos empresas públicas responsables de haberlo importado.
Los militares permanecen detenidos y están siendo sometidos a interrogatorio y las dos empresas van a sufrir una investigación a fondo. En China esto suele traer consigo consecuencias graves, como la pena de muerte para empleados o ejecutivos condenados por corrupción.
El «Financial Times» no llega tan lejos como para adjudicar la autoría de este chapucero intento de espionaje. Sin embargo, la idea de que hayan sido los mismos servicios secretos norteamericanos los autores de esta gesta no puede descartarse en absoluto. Sin ir más lejos, en abril del 2001 un avión espía norteamericano se vio obligado a aterrizar en suelo chino después de haber chocado en el aire con un avión de combate de ese país.
Entonces la reacción china fue estridente y aunque de entonces acá las cosas hayan cambiado, no parece que la noticia sea la mejor introducción a la visita del presidente Bush a Pekín.
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