Trump se juega la expulsión: 25ª Enmienda o «impeachment»
Crece la presión para usar una de las dos posibles vías para destituir al presidente
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Iniciar sesiónExpulsar a Donald Trump de la presidencia ha sido una obsesión de la oposición demócrata desde que el multimillonario neoyorquino puso el pie en la Casa Blanca. Desde antes de que jurara su cargo, ya había demócratas que exigían su impeachment o juicio político para ... su recusación. Después vino la investigación de la trama rusa, que se alargó más de un año y de la que Trump salió indemne, y el impeachment por sus presiones a Ucrania para perjudicar a Joe Biden. Tampoco triunfó, gracias al apoyo de los republicanos en el Senado.
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Trump se ha librado de esos ataques porque ha sido el capo del partido republicano desde su victoria histórica en las elecciones de 2016. Ahora, tras el asalto al Capitolio del miércoles, protagonizado por una turba violenta que él alentó, la marea podría cambiar. Un número creciente de republicanos le han dado la espalda y los llamamientos para acabar antes de tiempo la presidencia de Trump crecen. A punto de sonar la campana, a solo doce días de dejar la Casa Blanca, dos opciones se barajan para su expulsión: la invocación de la 25ª Enmienda de la Constitución o un nuevo impeachment, que podría además acabar con una hipotética candidatura presidencial en 2024.
La 25ª Enmienda y para qué se utiliza
La 25ª Enmienda se aprobó en 1965 para hacer frente a situaciones en las que el presidente fallece o queda incapacitado para el ejercicio de sus funciones. El país venía de sufrir el asesinato traumático de John Fitzgerald Kennedy y de una serie de ataques cardiacos de su predecesor, Dwight Eisenhower. La sección cuarta establece el proceso para sacar al presidente de su cargo por «incapacidad».
Proceso contrarreloj con pocas opciones
La invocación de la 25ª Enmienda requiere que la invoquen y estén de acuerdo el vicepresidente y la mayoría del Gabinete. El presidente se puede oponer a la declaración, y la decisión final recaería en el Congreso, que necesitaría mayorías reforzadas tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes. Con tan pocos días por delante –Biden jurará el cargo el 20 de enero– es improbable que consiga los apoyos suficientes tanto de los miembros del Gobierno de Trump como entre los republicanos del Congreso.
¿Qué hará Pence, la pieza clave?
El vicepresidente, Mike Pence, es la pieza clave en una posible invocación de la 25ª Enmienda. Durante la presidencia de Trump ha hecho equilibrios para no participar en las grandes polémicas que han jalonado su mandato, pero sin dar la espalda al presidente. Pence tiene un futuro político que conservar –es muy probable que busque la presidencia– y no se podía permitir enfrentamientos con Trump, que ha dominado al partido y buscará hacerlo en el futuro. En la cruzada del presidente contra el resultado de las urnas, Pence ha tenido que hacer los mayores malabarismos. Frente a las acusaciones infundadas de Trump, Pence se mantuvo en un segundo plano y se dedicó a repetir el mantra de que se cuenten «todos los votos legales» y ninguno de los ilegales. Pero, en el momento clave, con fuertes presiones de Trump, le dio la espalda y no obstaculizó la certificación de los resultados de las urnas. Ahora tendrá que decidir si da un paso más allá e invoca la 25ª Enmienda. Será un cálculo político político para él: mantener el apoyo del «trumpismo» o liderar un partido en el futuro frente al populismo de Trump.
Los republicanos mueven ficha
Era algo impensable hasta el miércoles, pero los republicanos empezaron ayer a promover la invocación de la 25ª Enmienda contra Trump. El primero en hacerlo fue el diputado Adam Kinzinger, una de las voces críticas en el partido con los intentos del presidente de dar la vuelta a los resultados de las urnas. En un vídeo compartido en redes sociales dijo que el asalto al Capitolio hizo «despertar» a muchos y que el presidente «invocó y desató pasiones que fueron gasolina para la insurrección». Responsabilizó al presidente de los hechos, aseguró que en estos momentos es «incapaz» y «no está bien», y que debe abandonar el cargo «de forma voluntaria o involuntaria». Pero ninguno de los grandes líderes del partido se ha posicionado de forma pública a favor de ello.
Turbulencias dentro del Gabinete
Es difícil imaginar que los miembros del Gobierno de Trump –una figura todavía muy popular entre el electorado republicano– den el paso de expulsar al presidente. Sin embargo, varios medios estadounidense han asegurado que la posibilidad se ha discutido de puertas para adentro. No ha habido posicionamientos públicos, pero sí dimisiones. Una decena de altos cargos anunciaron ayer su salida. Entre otros, Chad Wolf, secretario interino de Seguridad Nacional, y Mick Mulvaney, ex jefe de Gabinete de Trump y ahora enviado especial para Irlanda del Norte. La única dimisión dentro del Gabinete hasta el momento es la de Elaine Chao, secretaria de Transporte. Chao es la mujer de Mitch McConnell, líder republicano en el Senado, y tendrá la ventaja de ahorrarse la papeleta de votar a favor o no de una hipotética expulsión de Trump por «incapacidad».
Los demócratas, a favor en bloque
«El presidente no debe seguir en el cargo ni un día más». Esta fue la contundencia que mostró el líder demócrata en el Senado, Charles Schumer, sobre la expulsión de Trump. Schumer defendió que Trump «incitó» la «insurrección» en el Capitolio y debe salir de la Casa Blanca de forma inmediata. La misma opinión expresó la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Otros demócratas con influencia en el Congreso, como la izquierdista Alexandria Ocasio-Cortez, también se han mostrado a favor.
La alternativa del «impeachment»
«Los demócratas han exigido que, si Pence y el Gabinete se resisten a invocar la 25ª Enmienda, ellos utilizarán la vía legislativa, el impeachment. Los demócratas ya fracasaron en su primer intento, pero ahora, con Trump derrotado en las urnas, quizá tendrían más apoyo republicano.
Se podría impedir la candidatura en 2024
Los demócratas –y los republicanos que piensen que la persistencia del «trumpismo» les perjudica– tendrían un aliciente añadido para perseguir el impeachment de Trump. Si resulta condenado en el juicio en el Congreso, le podría incapacitar de por vida para cargo público. Por ejemplo, para intentar un regreso victorioso en las presidenciales de 2024, algo que temen demócratas y republicanos por igual.
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