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«Tras la muerte de Fidel Castro hay más vigilancia a los opositores en Cuba y tenemos mucho miedo»

Entrevista a Juan Goberna, vicepresidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos

Manuel Trillo

Juan Goberna abre a ABC la puerta de su minúsculo apartamento de La Habana, en uno de los muchos edificios céntricos que parecen caerse a pedazos. «Saben que usted está aquí», advierte convencido al periodista este disidente cubano de 71 años, que tiene pinchado el teléfono por los servicios de seguridad cubana. Goberna es vicepresidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, institución presidida por Elizardo Sánchez que recopila los abusos del castrismo, desde detenciones arbitrarias a palizas o actos de repudio. Este miércoles se conoció precisamente el informe del Observatorio Cubano de Derechos Humanos , que recoge hasta 9.351 arrestos, más de mil por encima del año pasado.

Un glaucoma le ha privado de la vista desde hace cuatro años, pero ello no le impide seguir trabajando para lograr que la democracia vea la luz en Cuba. Aunque reconoce: «Tenemos mucho miedo».

¿En qué momento se encuentran las libertades y los derechos humanos en Cuba?

Tras la muerte de Fidel ha habido aún más vigilancia a los opositores. A los etiquetados como contrarrevolucionarios se les monitorea el teléfono y quiénes van a su vivienda. Es muy normal en los regímenes dictatoriales y totalitarios. Toda persona que no comparta su ideología es rechazada. A mí, por trabajar en derechos humanos, no me permitieron ingresar en la Asociación Nacional del Ciego. Estamos siempre bajo vigilancia, tenemos mucho miedo. Estudian el perfil de todos los opositores. Ellos me han dicho que por cada contrarrevolucionario, hay tres detrás de nosotros

¿Habrá cambios en Cuba tras el fallecimiento del ex dictador?

De momento, todo va a seguir igual. Puede arreciar la represión y la vigilancia, pero es impredecible lo que suceda bajo el mandato de Raúl Castro.

¿Raúl y la cúpula están nerviosos?

No nerviosos, sino que buscan afianzar su poder. Dese cuenta cómo se plantea: «No retrocedemos a nuestro proyecto socialista», «no creemos en presiones», «defendemos nuestra soberanía»… Si tienen que sacar los tanques a la calle, los sacarán. Cualquier cosa puede suceder para demostrar que tienen el poder y que el pueblo no claudica.

-¿Los cambios en el plano económico y la llegada de internet, aunque precaria, pueden abrir una puerta a la libertad?

La cuestión de las relaciones entre EE.UU. y Cuba a partir del 17 de diciembre de 2014 fue un acuerdo entre los gobiernos, pero la Administración americana ha dado más prebendas que Cuba a los propios cubanos. El problema de Cuba no es internet, lo que hace falta es libertad. Desgraciadamente, la libertad cuesta un poquito de sangre. Yo no quisiera ponerla, ni mi familia, pero cuesta muy cara. En China y en Vietnam hay internet, ¿y cómo está esa gente? No tiene libertad. Dudo que la libertad sea a través de internet. Sé que la información es poder, pero si internet está como ahora, teniendo que ir a los parques a por la wifi, con un precio muy alto para los salarios en Cuba y con filtros igual que en China, solo una parte de la población que seleccione el Gobierno tendrá internet. Primero libertad, y luego internet. La gente dirá «libertad» cuando se acabe el régimen, no con parches, medias tintas ni transformaciones. Esto tiene que ser radical.

¿Cree entonces que debe venir con un levantamiento de la población o algo así?

Yo no digo eso, pero hace falta una cosa seria, porque estos son parchecitos o remedios, y ellos tienen el poder en la mano. Esto tiene que ser un sistema democrático, sin comunismo ni castrismo. El legado del régimen de los Castro son familias divididas, éxodo masivo, miles de muertos en el estrecho de la Florida, rencor, odio, miseria, una nación descapitalizada, ciudadanos más endeudados que en 1958, violación de los derechos humanos…

Cuba lleva así 58 años. ¿Cuándo llegará ese momento?

Mire, hay un exilio que está haciendo algo y aquí no habrá líderes que arrastren a la gente, que el Gobierno no lo permite, pero sí oposición. Es impredecible cómo pueden acabar estos sistemas. Puede ser con la gente durmiendo. Si los cubanos un día dicen que no van a trabajar o a la plaza de la Revolución, esto se acaba sin pegar un tiro. Pero el Gobierno tiene las instituciones, las escuelas, los trabajos, hasta la mente de la gente, todo, hay mucho miedo. Desde niños se repiten las consignas: «Seremos como el Che», «seremos como Fidel»…

¿Qué movimientos hay en el régimen? ¿qué vendrá después de Raúl?

No tengo capacidad ni conocimiento para decirlo. Se puede especular que los generales jóvenes van a querer coger el poder. Pero el pueblo no conoce eso, las decisiones están allá arriba, porque el país lleva bajo el control del Partido Comunista 58 años, no hay elecciones y los poderes los tiene un solo hombre. Raúl Castro es presidente, jefe de Estado, primer secretario del Partido Comunista de Cuba… Es juez y parte.

¿Cómo influirá en Cuba la elección de Donald Trump como presidente de EE.UU.?

Si suprime las acciones ejecutivas de Obama, otro gallo cantaría. Sí espero que con él haya otro tono. Aunque el problema de Cuba está dentro de Cuba, nos hace falta una ayuda de los países democráticos. Los países que han tenido esta pesadilla no han salido solos.

¿Los europeos, entre ellos los españoles, han dejado solos a los cubanos en su lucha por la libertad?

Solos no, porque el problema está dentro de Cuba, pero la UE declinó mantener la posición común. Está con la cruz y con el diablo, con palitos tibios y concesiones al Gobierno, en una posición de vaivén. Y la izquierda española se presta al juego

En lo personal, ¿teme por lo que le pueda pasar a usted y a su familia?

Sí. No tenemos protección ninguna. Estamos desprotegidos. Solo tenemos una protección moral, de denunciar que esto es una barbaridad y quedar bien con uno mismo. Un opositor que enferma va con miedo al hospital por si le enfermen más y le inyecten algo. A las Damas de Blanco las desnudan para ver si llevan dinero, porque dicen que es dinero mercenario, y hace un mes en un acto de repudio les pidieron paredón. Son mujeres indefensas y pacíficas que solo piden libertad para los presos politicos, respeto para los derechos humanos y elecciones libres. En Cuba vivimos a mediados del siglo XX, no en el siglo XXI.

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