La toma del Parlamento aviva la crisis política de Guatemala
El asalto dejó 37 detenidos durante los disturbios ocurridos en el marco de las manifestaciones por los presupuestos de 2021

«Me mantendré en contacto con la gente. Haré que el país cambie». Esa manifestación directa con la supuesta erradicación de la corrupción de fondo, pero sin mencionarla, fue la declaración de intenciones en 2019 de Alejandro Giammattei , el presidente de Guatemala. Estas ... manifestaciones suelen repetirse en medio de crisis constantes como en 2015 cuando el movimiento popular guatemalteco protestó contra la corrupción por la investigación que llegó a vincular al expresidente Jimmy Morales. Aún así, el descontento ha penetrado en su población un año después tal y como indica el asalto del pasado sábado del Parlamento tomado por cientos de personas que lanzaban antorchas que han provocado el incendio de la sede institucional. El asalto dejó 37 detenidos durante los disturbios ocurridos en el marco de las manifestaciones de más de siete horas de duración para protestar contra los presupuestos de 2021.
A un kilómetro de allí, en el Palacio Nacional, en una manifestación sin incidentes, la proclama también era la misma: la renuncia inmediata del presidente electo y la desaprobación general del presupuesto que sumirá al país en una espiral de endeudamiento. Dos manifestantes han sido tratados de diversos daños oculares en el enfrentamiento con las fuerzas del orden.
La chispa que incendió los altercados y que convirtió en indignación (y fuego) a los guatemaltecos saltó nada más proponer el vicepresidente la renuncia conjunta de su puesto y la del presidente para no ampararse en el poder y por la «mala situación que vive el país es insostenible continuar en estas condiciones». «Esto oxigenaría el rumbo del país y que sean nuevas personas las que vengan a tomar las decisiones más importantes», ha manifestado Castillo. Esta afrenta pública entre dos cargos tan significativos y fundamentales ha sumido al país en una nueva crisis sin precedentes en sólo diez menos desde que accedieron al poder.
Las discusiones públicas entre ambos transcurren desde hace varios años sin comunicación, según el vicepresidente, entre las dos figuras con más poder de Guatemala. Los presupuestos han sido la gota que han colmado el vaso de la relación entre ambos mandatarios. El miércoles comenzó la aprobación del discutido presupuesto que fue avalado el mismo viernes por Giammattei, el presidente. El descontento popular fue instantáneo por unas cuentas postrarán al país en un fuerte endeudamiento con una acelerada aprobación y sin debate previo.
Este trato hostil no se daba en los inicios de la formación del Gobierno cuando el vicepresidente concurría de forma discreta y más silenciosa. Poco a poco Castillo ha ido mostrando su disconformidad con ciertos aspectos de su propio jefe tal y como muestra una grabación del 29 de septiembre en la que el vicepresidente comenta la poca seriedad y su petición a la rectitud del mandatario supremo , tal y como juró en campaña. El presidente como respuesta concisa ninguneó el puesto de vicepresidente mientras criticaba su trabajo. Se vislumbraba un arreglo de la situación política peculiar al encontrarse en diversos actos institucionales con posterioridad a la discusión. Pero, todo se vino abajo con las declaraciones del vicepresidente cuando expresó fervientemente su disconformidad en rueda de prensa con el famoso presupuesto que amenaza con cambiar de rumbo al país.
Toda la ruptura de las charlas políticas se fundamentan en el Centro de Gobierno. Esta turbina institucional está regida por Luis Miguel Martínez Morales, ingeniero de 31 años sin conocida experiencia como funcionario y que ahora ostenta el «cargo» de hombre de confianza del presidente. Diferentes medios han resaltado los asuntos empresariales que corren entre Giammattei y Morales. Así, parece ser que Martínez ejerce como «súper ministro» para los medios guatemaltecos.
«Vetar el presupuesto, la revisión del trabajo de los 14 ministros y una mayor conexión con la sociedad» constituyen los tres puntos cardinales con los que el vicepresidente amenaza con derrocar a su díscolo presidente. Una manifestación de artistas, colectivos y docenas de entidades protestarán contra los presupuestos de 2021 y también en contra de la Junta Directiva del Congreso.
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