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«El terrorismo yihadista es una amenaza real, pero no existencial para Occidente»

El analista Jesús A. Núñez Villaverde alerta del peligro de volver a repetir con Daesh los mismos errores que ya se cometieron con grupos como Al Qaida

Susana Gaviña

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Desde la irrupción del fenómeno terrorista de Daesh se han publicado infinidad de libros que abordan su génesis, sus tácticas y sus crímenes. Cuando el grupo terrorista parece haber perdido buena parte del territorio de su «pseucalifato», en Siria e Irak, y sus atentados en Occidente son testimoniales –no así los que ejecuta contra el pueblo musulman–, parece el momento de plantearse cuál es el futuro de este grupo terrorista y la búsqueda de soluciones definitivas para que no vuelvan a surgir grupos como este, intentado no repetir los errores cometidos en el pasado.

Portada del libro

Con la intención de dar respuestas a estas premisas, acaba de ser presentado en la Casa Árabe de Madrid el volumen – «Daesh. El porvenir de la amenaza yihadista» (Ed. Catarata), escrito por el analista Jesús A. Núñez Villaverde , codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) , miembro del International Institute for Strategic Studies y consultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), además de colaborar habitualmente en el think tank Real Instituto Elcano .

A diferencia del contenido de otros libros, en este texto parece que usted ha querido relativizar lo que califica como una magnificación de la significación de Daesh...

Así es. En este libro parto de la idea de que está sobredimensionada la amenaza yihadista en general, y en particular, en estos últimos tiempos, con Daesh; y, por otro lado, pongo el énfasis en la equivocación sostenida en la manera de responder a la amenaza, que es fundamentalmente militarista. Y si algo tenemos claro a estas alturas, es que no hay solución militar para el terrorismo yihadista.

Esa es una solución cortoplacista que suele obtener un mayor rédito político... Nadie quiere soluciones a largo plazo –sociales, económicas–, porque nadie mira a ocho años vista...

Ese es parte del problema. Mientras no ataques las causas estructurales, y eso significa trabajar a largo plazo, lo mejor que podemos conseguir, y solo en algunos casos, es ganar algo de tiempo. Así el monstruo se reproduce inmediatamente porque no se atacan las causas que llevan a que haya individuos que se radicalizan hasta el punto de pensar que un grupo como este [Daesh] es la forma de resolver los problemas que ellos perciben. Nadie pasa del corto plazo. Se trata de transmitir la sensación de que algo hay que hacer. Y lo que hay más a mano es desplegar policías y militares. La experiencia –Afganistán, Irak, Siria...– nos ha enseñado que eso no funciona.

Entonces para conocer el porvenir de Daesh basta con echar la vista atrás y ver cuáles fueron las causas de su génesis...

Si nos ponemos muy exigentes en el análisis, tenemos que reconocer, en primer lugar, que somos corresponsables en la creación del monstruo. Si nos remontamos al Afganistán de los años 80 está claro que EE.UU., Pakistán y Arabia Saudí hicieron lo que no debieron, activando una actor local con idea de no implicar a sus soldados para pacificar Afganistán, y no complicarse la vida con los soviéticos –Afganistán no era tan importante geoestratégicamente– y utilizaron carne de cañón local. Se puso en marcha una dinámica que financió, equipó y armó a los muyahidines, que fueron el embrión de Al Qaida. Occidente -y EE.UU. el primero- ha actuado muchas veces en esa misma clave: parchear problemas echando mano de lo que tenemos más próximo de tal manera que lo que hoy parece una solución, mañana se convierte en el siguiente problema. ¿Y hemos solucionado el problema en Afganistán?

Jeus A. Núñez Villaverde EFE

Casi desaparecido el «pseudocalifato» en Irak y Siria, y con menos ataques terroristas en Occidente de los que inicialmente se había previsto como consecuencia de la pérdida de territorio en Oriente Próximo, se puede caer fácilmente en la falsa idea de que Daesh está en vías de desaparecer...

«Daesh es la marca que mejor vende en el mercado yihadista de hoy»

Si miramos lo que ha pasado hasta ahora, es bastante previsible que vuelva a suceder exactamente lo mismo: pensar que ya se ha resuelto el problema con desmantelar el «pseudocalifato» de Daesh. Pero el monstruo ya está creado. Con Bin Laden, muerto o vivo, el monstruo, Al Qaida, ya estaba ahí. Con Al Bagdadi, también está creado y seguirá reproduciéndose en la medida en que hay gente interesada en financiar esos grupos. Hay individuos que se radicalizan en clave violenta y que se apuntan a esto. Daesh es la marca que mejor vende en el mercado yihadista de hoy. Por eso, quien se radicaliza no va irse a Al Qaida que está en horas bajas, se va a Daesh. Eso explica porque este grupo ha llevado a cabo actos violentos exagerados: eso atrae a la gente. La gente prefiere financiar a grupos que tienen gran repercusión mediática que a otros que no la tienen. Para mí lo fundamental, y con esto vuelvo al principio, es que la amenaza es real, muy real...

El mundo parece que no puede vivir sin tener un contrario: a la amenaza roja (comunista) le sustituyó la verde (yihadista)...

Sí, esa es la idea. Es el nosotros y el ellos. Y eso lo aplicamos en todos los aspectos de nuestra vida. Necesitamos un ellos, haciéndoles culpables de nuestras desgracias. Después del 11-S, Bush hijo lo dijo muy claramente: «Conmigo o contra mí». Sin término medio. Queriendo dibujar un mundo en blanco y negro eso ha llevado a muchas equivocaciones: meter el islamismo, el islamismo político y el terrorismo yihadista en el mismo saco. Y lo digo desde un punto de vista operativo, no ideológico. Si yo defino mal a la amenaza que tengo delante, mal voy a responder a ella porque no estoy perfilando cómo tratar a ese islamista, que es un creyente; a ese islamista radical, que es un actor político; o a ese actor violento, que es el yihadista de turno. Si creo que todo es lo mismo, estoy sobredimensionando también el que ellos se crean más importantes de lo que son, porque el yihadismo es un fracaso absoluto. No ha habido ningún régimen político que haya sido echado abajo por Al Qaida. Si ha habido cuatro dictadores menos en el mundo árabe en estos últimos años no ha sido por Al Qaida, si no por movilizaciones ciudadanas que no han seguido el camino de Al Qaida. Esas son lecciones que deberíamos aprender.

En el libro usted afirma que Daesh ha sido un juguete. Que no ha sido dueño de su propia historia. ¿Quién ha movido los hilos de ese juguete?

Si generalizo, pocos actores hay con la importancia que tiene Arabia Saudí como fomentador del germen del yihadismo, en la medida de los 100.000 millones de dólares que en los últimos 30 años ha empleado en promover una lectura del islam que es la más rigorista que hay en todo el islam suní, y que vende de manera directa en sus textos escolares... Yo no me atrevería a decir que es el Gobierno saudí el que financia a estos grupos, pero individuos muy significativos de Arabia Saudí, con mucho dinero, bien por convicción ideológica o por autodefensa financian este tipo de grupos para que no les ataquen.

También Turquía al principio fue muy lasa con el tránsito de combatientes extranjeros que cruzaban su territorio para unirse a las filas de Daesh, esperando que no le atacaran a ella...

Turquía se equivocó una vez más, pensando que eso le dejaba a salvo del problema hasta que derivó hacia dentro. Y una prueba de ellos son los últimos atentados que ha sufrido.

Al cuestionado presidente sirio Bashar al Assad también se le ha acusado de haber dejado crecer a Daesh en su territorio, lo que le ha permitido con el tiempo ser aceptado como un mal menor...

Y le está saliendo. Ya es aceptado por los países occidentales y por buena parte de sus vecinos. Ya se ha dejado la idea de derribar al régimen sirio y está siendo aceptado. Algo que estamos viendo en la ofensiva que está llevando a cabo Turquía en la frontera contra las milicias kurdas, que le están dejando actuar en la medida que está acabando con un enemigo. Al igual que Rusia, que lo está permitiendo.

Tropas turcas desplegladas en la región siria de Afrin REUTERS

La operación «Rama de olivo» se está recrudeciendo, y EE.UU. no está dispuesta a abandonar sus posiciones en Manbij, donde es previsible un enfrentamiento con su aliado en la OTAN. ¿Hasta dónde cree que está dispuesta a llegar Turquía?

El fuego se está alimentando con fuego. No imagino una Siria estable y sin violencia a corto plazo. Lo que es claro es que el tiempo corre a favor del régimen sirio.

Esta ofensiva por parte de Turquía se desencadenó tras el anunció por parte de EE.UU. de crear una fuerza de defensa en la frontera sirio-turca, liderada por las milicias kurdas. ¿Fue un error o una provocación por parte de EE.UU.? ¿Qué busca el presidente Trump con decisiones como esta?

«Trump tiene dos objetivos en la región: que Irán vuelva a ser el malo de la película y desmantelar Daesh»

Trump tiene dos objetivos en la región: que Irán vuelva a ser el malo de la película y desmantelar Daesh como entidad que tenga capacidad para amenazar la estabilidad de la zona. El resto le da igual. Está utilizando lo que tiene a mano, esto es, no va a meter soldados en masa en la región, y tiene que utilizar carne de cañón de la zona. Todas las milicias que ha creado y ha alimentado le han salido mal, y las que mejor le han funcionado en el campo de batalla han sido las milicias kurdas.

Que han sido abandonadas por todos...

A EE.UU. no le interesa que Turquía se plantee la salida de la OTAN. Turquía tiene que encontrar un apoyo implícito de EE.UU. para dejarle hacer...

¿Este nuevo conflicto puede entorpecer el objetivo de acabar con Daesh en la región?

Hay quien plantea que Daesh vuelva a casa, esto es, que vuelva a Al Qaida. Como eliminen al líder de uno de ellos o a los dos, los que les sustituyan no tendrán la hipoteca de la confrontación ideológica. Pero no lo veo probable a corto plazo. Aunque en el terreno, creo, en el caso de Afganistán, los talibanes y Daesh están trabajando juntos en algunas acciones.

En el libro usted relativiza mucho la amenaza terrorist en nuestros días...

No trato de quitarle importancia, si no ajustarlo en términos realistas. El terrorismo no represensta hoy ninguna amenaza existencial para ninguno de los países occidentales. Amenazas existenciales son la proliferación de armas nucleares y el cambio climático, porque ponen en peligro la existencia de la vida humana. Lo otro, el terrorismo es una amenaza real, y nos va a ser doliendo y castigando mucho tiempo, porque hay capacidad y voluntad por muchso de esos grupos. Pero no la sobredimensionemos.

Y señala que el interés de los gobierno occidentles en sobredimensionar esta amenaza con el fin de poder recortar libertades...

Que me den si no otra explicación. No hay nada mejor para un gobernante que tener una sociedad atemorizada. Eso te da un margen de maniobra casi infinito para hacer muchas cosas. Y si en ese delicado equilibrio, entre seguridad y libertad, tu haces promesas de seguridad plena a costa de meterte un poco en su móvil, poner una cámara en un rincón o entrar en un domicilio sin autorización judicial, habrá mucha gente dispuesta a ceder en sus libertades y derechos porque le están prometiendo seguridad. Creo que eso es perverso, además de que significa una derrota ante los yihadistas, y deteriora el marco de los estados de derecho que tanto nos ha costado crear. Eso me preocupa.

Para finalizar, ¿cuál es el porvenir de Daesh?

«El terrorismo nos va a seguir acompañando mucho tiempo. El único objetivo realista es reducirlo a un nivel soportable»

Sabemos la solución que no es: la solución militar. Aplicar eso requiere de un esfuerzo a largo plazo, y ningún gobernante se mete en eso. Por eso estamos condenados a repetir una vez y otra la misma situación. La solución necesita largo plazo, multilateralismo, porque ningún país lo puede hacer en solitario ni siquiera EE.UU., pues es una amenaza global; y necesita multidimensionalidad, no basta con un único instrumento: por muchos carros de combate y aviones que tengas, necesitas elementos sociales, económicos, políticos... El terrorismo nos va a seguir acompañando mucho tiempo. El único objetivo realista es reducirlo a un nivel soportable.

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