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Los talibanes ocupan un Panshir huérfano de civiles

Los pocos que quedan cargan sus objetos personales en camionetas o coches y se van a Kabul

Uno de los talibanes en el Valle del Panshir Mikel Ayestaran
Mikel Ayestaran

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«¿Es musulmán?», es la primera pregunta que tiene el mulá Farsat cuando le informan de la llegada de un periodista a Bazarak , la capital del valle del Panshir . Los once talibanes que están en la sala estrechan la mano al recién llegado ... y, en silencio, esperan las palabras del religioso, que es también el responsable de la seguridad en la única provincia de Afganistán donde hay resistencia armada contra el 'emirato'. «Todo está bajo control, en los últimos días más de 300 combatientes enemigos han entregado sus armas y el resto ha huido. Se han terminado los choques y el Panshir es una parte más del 'emirato'», afirma con rotundidad mientras el resto de la sala asiente. La enorme mesa del antiguo gobernador, como los sillones, están vacíos. Los talibanes se sientan en el suelo y emplean la mesa para dejar sus armas.

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