Uno de los talibanes más buscados por EE.UU., al frente de la oración del viernes en Kabul
Desde la mezquita de Pul-e-Kheshti, Jalil Haqqani, sin dejar el arma en ningún momento, exhortó a los fieles a jurar lealtad al emirato
Después de 20 años de guerra, soldados de Estados Unidos y talibanes están obligados a entenderse y coordinarse. Los primeros están en la pista del aeropuerto internacional de Kabul, los segundos controlan el exterior del aeródromo, tienen en su poder el principal puesto de control ... y de ellos depende que la gente pueda acceder o no al recinto. El Ejército estadounidense aseguró que desde el domingo ya han salido del país 18.000 personas, pero quedan miles y miles repartidas por todo Afganistán que buscan con ansiedad superar ese filtro impuesto por los islamistas. El caos y anarquía en el exterior del aeródromo se intensificaron tras conocer el informe de la ONU sobre el inicio de la purga talibán para localizar a excolaboradores de la OTAN. Con el paso de los días los islamistas consolidan su poder, muestran su verdadera cara y «han cortado la carretera principal que une la ciudad con el aeródromo para restringir el flujo de gente», informó la cadena Al Jazeera.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg , agradeció a Estados Unidos, Turquía y reino Unido sus esfuerzos por asegurar el aeropuerto, calificó la situación de «difícil e impredecible» y lamentó que «el mayor desafío al que se enfrentan los afganos es poder acceder a las pistas». Países como Alemania tratarán de resolver este problema con el envío de dos helicópteros para poder rescatar a las personas a evacuar en algún punto de la capital y desde allí llevarles por aire sin tener que enfrentarse al control talibán.
Miles de personas esperan una evacuación que les salve del emirato. Bahman Shahi, activista afgano , es testigo del caos que impera en los accesos y califica la situación de «anarquía, una anarquía horrible. Miles de personas, muchos de ellos con doble pasaporte y con documentos que les autorizan a viajar tratan de llegar a la puerta desesperados. No hay un proceso, un mecanismo que facilite la salida». Desde el domingo al menos 12 personas han perdido la vida y con el paso de los días la presión aumenta por la llegada a la capital de gente de las provincias que busca de forma desesperada subirse a alguno de los aviones militares.
Purga talibán
Afganistán vivió su primer viernes de oración bajo el emirato y los talibanes emplearon las mezquitas para pedir a los afganos que se queden y trabajen para el nuevo régimen islámico. En la mezquita de Pul-e-Kheshti el encargado de dirigir la oración fue Jalil Haqqani , una de las personas más buscadas por Estados Unidos en los últimos años por su pertenencia a la temida red Haqqani. Sin dejar el arma en ningún momento, Haqqani exhortó a los fieles a jurar lealtad al emirato y la respuesta fue inmediata. Washington ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares por este cabecilla que ahora se da baños de masas en las calles de Kabul.
Los islamistas hablan de amnistía, pero en la práctica ya han puesto en marcha una purga y buscan casa por casa a afganos que colaboraron con la OTAN durante las últimas dos décadas. Un informe de Naciones Unidas que fue filtrado a ‘The New York Times’ desveló el inicio de esta búsqueda puerta a puerta que ha sembrado el pánico en Kabul . «Hemos tenido que dejar nuestra casa al norte de la capital y ahora estamos en la clandestinidad, en otra parte de la ciudad donde nadie nos conoce. Estoy con mi mujer y mis hijos a la espera de la llamada salvadora de España», relata con un tono de voz muy bajo, cansado y tembloroso N. Al otro lado del teléfono.
Su padre, traductor de Estados Unidos, salió hace dos días del país, pero él, que ha colaborado con España, sigue en Kabul junto a su mujer y sus cuatro hijos. Han dejado su casa porque todos los vecinos sabían de su colaboración con las fuerzas de la OTAN y «porque ya hemos escuchado casos de personas a las que ya han detenido, no nos podíamos arriesgar».
Reconocimiento internacional
Los islamistas buscan el reconocimiento de la comunidad internacional para evitar que el emirato se quede aislado, como ocurrió entre 1996 y 2001 cuando solo fue reconocido por Pakistán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU ). Han descartado la celebración de elecciones, pero están abiertos a lo que llaman un «gobierno inclusivo», el nombre del expresidente Hamid Karzai está sobre la mesa y el portavoz Suhail Shahin declaró a la cadena china CGTV que «entramos en una nueva fase y necesitamos la ayuda de otros países».
La próxima semana está prevista una cumbre virtual del G-7 y el emirato será el punto clave de la agenda. De momento la coordinación con los talibanes es imprescindible para poder seguir con las evacuaciones, organizaciones internacionales como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) o Médicos Sin Fronteras (MSF) trabajan sobre el terreno, con varios españoles entre sus expatriados, y Naciones Unidas no ha evacuado a su personal.
Además de hacerse con las riendas políticas del país, los islamistas han conseguido hacerse en apenas once días con todo el arsenal dejado atrás por el Ejército afgano . Los servicios de inteligencia estadounidenses calculan que la fuerza del Emirato cuenta ahora con más de 2.000 vehículos blindados y más de 40 aeronaves, incluidos varios helicópteros Black Hawk y drones de última generación.