El sospechoso de los atentados de Bruselas, Fayçal Cheffou, liberado por falta de pruebas

El principal elemento inculpador fue el testimonio del taxista que llevó a los tres terroristas al aeropuerto con la siniestra carga de bombas en el maletero desde el barrio de Schaerbeek . Ese testimonio fue totalmente fiable en todo lo demás, puesto que les llevó hasta la guarida donde los terroristas habían cargado las bombas y donde habían dejado la que no les cabía en el coche.

A partir de su detención y del anuncio de que había sido formalmente acusado de actos terroristas, se convirtió en el «tercer hombre» del grupo de asesinos del aeropuerto. Desde entonces, este agitador en los medios radicales musulmanes fue identificado en todos los medios de comunicación como « el terrorista del sombrero » en las imágenes de las cámaras de seguridad, al que se veía caminando junto a los dos suicidas justo antes de la doble explosión que golpeó el aeropuerto de Bruselas hace ahora una semana.

Según fuentes policiales, hubo otros detalles que le señalaban de forma difusa como relacionado con los atentados. Para empezar, se le había visto en las proximidades de la estación de metro de Maelbeek justo después de la explosión y varias personas dijeron que les había parecido que tenía un comportamiento extrañamente tranquilo, en medio del estupor generalizado. Mientras todos corrían, el se mantenía sorprendentemente sereno. Pero poco después la Policía comprobó que este agitador vive cerca de la estación de Maelbeek y su presencia en el lugar después de la explosión en el metro podría explicarse por simple curiosidad.

Sin embargo, este personaje, que en ocasiones se ha presentado como periodista y que difunde en internet vídeos dedicados a una audiencia a la que desea sensibilizar con supuestos casos de persecución de musulmanes, resultó tener también conexiones con otras personas cuyo perfil podría considerarse como « extremadamente sensible » en estos momentos. Por ejemplo, un empleado del aeropuerto de Zaventem . Pero el día de los atentados, esa persona estaba en su puesto a las siete de la mañana, que es la hora en que los terroristas se subieron al taxi, lo que no cuadra con el hecho de que fuera uno de los cómplices.

También se ha descubierto que tiene un amigo que unos días antes de las explosiones había vuelto de Marruecos y le había enviado un mensaje a su novia en la que decía: «Estoy cansado de la vida, me voy a hacer estallar», una frase que puede interpretarse de forma directa, o puede ser fruto de una discusión provocada.

Y luego están las muchas personas que le conocen a él y a algunos de los terroristas de Molenbeek, como Salah Abdeslam . Pero eso no es extraño: todos los jóvenes de la misma edad que crecieron en el entorno de la plaza del ayuntamiento de este barrio bruselense se conocen y comparten los mismos ambientes, aunque no todos han dado necesariamente el paso de lanzarse a la guerra.

Por ahora, Cheffou seguirá vinculado al sumario y, desde luego, hay muchas probabilidades de que se convierta en una estrella del proceso judicial y político que se ha abierto en torno al atentado.

El secretario de Estado para Asilo e Inmigración, el nacional-populista flamenco (N-VA) Theo Francken ya había incendiado la polémica al referirse a este sospechoso como «yihadista extremadamente repugnante» al referirse a su comportamiento con los refugiados del Parque Maximiliano en octubre pasado. Se le acusa de haber intentado manipular a los recién llegados para que se quedaran en las tiendas de campaña en lugar de ir a los albergues previstos por parte del Gobierno, para hacer así más presión a las autoridades, o incluso de alentarlos a que se convirtieran en yihadistas y volvieran a Siria en las filas de Daesh . Todo esto va a ser sin duda recordado, repetido y desmentido -o no- en el gran debate político-judicial que se avecina en Bélgica.