El sospechoso del asesinato de Maddie McCann: Un depredador sexual obsesionado con los niños
«Soñaba con capturar algo pequeño, usarlo durante días y grabarlo todo», dijo en una conversación hallada en su ordenador
Maniático, le gusta escribir con bolígrafos de tinta negra, la crema de leche y teme ser agredido
Su exnovia le denunció por violencia de género, cumple condena por otro crimen y tiene antecedentes por tráfico de drogas
Imputado un ciudadano alemán por la desaparición de Madeleine McCann

Los fiscales alemanes están convencidos de que Christian Brückner es el asesino de Madeleine McCann , Maddie, que desapareció de la casa de vacaciones de su familia en la costa del Algarve, en el sur de Portugal, poco antes de cumplir cuatro años. ... En 2007, los investigadores ya apuntaron al alemán, pero el hecho de que nunca apareciese el cuerpo de la niña se interpuso en la acusación y el sospechoso fue finalmente encarcelado por otro delito sexual. Su condena, sin embargo, está a punto de expirar y la fiscalía portuguesa ha presentado la acusación formal para, al menos evitar su excarcelación. Su abogado, Friedrich Füsler, declara que «el paso de las autoridades portuguesas no debe ser sobrestimado» porque asume que se trata de «un truco procesal para evitar la inminente prescripción en pocos días». A la espera del nuevo juicio, Brückner permanece en la prisión de Oldenburg, donde se queja del trato que recibe de los guardias y de las amenazas que asegura recibir constantemente del resto de los presos.
Noticias relacionadas
Tiene 44 años, le disgusta tener que comprar sus propios bolígrafos en la tienda de la prisión y su actividad se reduce a enviar cartas, la última al Ministerio de Justicia de Baja Sajonia, en la que ha vuelto a solicitar su traslado. El delincuente sexual está cumpliendo una condena de siete años por violar en Praia da Luz a la estadounidense Diana M., que en el momento del delito tenía 72 años. Esto sucedió en 2005 y los fiscales identifican el mismo modus operandi en al menos otro delito, la violación en 2007 de la irlandesa Hazel Bezan, a la que secuestró, maniató y violó mientras grababa todo en vídeo. Su estrategia repetida parece consistir en identificar una víctima fácil, atacar cuando sabe que está sola , sustraerla del domicilio y proceder con el ritual, una secuencia que habría estado perfeccionando durante los años en los que vivió en el Algarve, entre 1995 y 2007. No se descarta que contase con, al menos, un cómplice ni que estuviese en contacto o trabajase para redes de pedofilia.
Alias «madness-der-holger»
En conversaciones que mantuvo a través de un chat en Dark Web ha confesado su fijación por los niños pequeños y sus fantasías. Su alias era «madness-der-holger» y soñaba con «capturar algo pequeño y usarlo durante días». Su interlocutor respondió: «Oh, si las pruebas se destruyen después...». Y en ese mismo chat se comprometió Brückner a grabarlo todo y compartirlo si lograba «capturar a un pequeño». Los investigadores llegaron a este chat después de que una exnovia denunciase a Brückner por violencia doméstica y registrasen la vivienda. Esta y otras conversaciones online aparecieron en el ordenador del sospechoso.
En el momento del secuestro de Maddie, trabajaba limpiando las piscinas del complejo turístico y tenía acceso a la urbanización , así como fácil información sobre dónde se encontraban, tanto la niña como sus padres, que a esa hora cenaban con amigos en un restaurante cercano a la vivienda en la que los niños dormían solos y sin un adulto que los cuidase. Su abogado, Friedrich Fülscher, insiste en protestar por el hecho de que se publique este tipo de información sobre su defendido sin que haya sido probada en un juicio y denuncia las consecuencias.
Solo sale una hora al día al patio: «Es una tortura», ha manifestado. Y declinó traajar en la cerrajería porque le pareció muy peligroso
«Si algún compñaero quisiera herirme o matarme ese es el lugar ideal... allí es posible una cuchilla afilada en unos segundos»
«Me estoy obligando a aislarme porque hay una alta probabilidad de agresión física por parte de compañeros de prisión», lamenta el propio Brückner en esa última misiva, a la que han tenido acceso medios de comunicación alemanes. Durante un paseo por el patio de la prisión, alguien habría amenazado con matarlo . En marzo de 2021 tenía previsto empezar a trabajar en el taller de cerrajería de la prisión, pero hubo de desistir porque le pareció demasiado peligroso. «Si algún compañero de prisión (...) quisiera herirme físicamente gravemente o incluso matarme, la cerrajería es el lugar ideal», ha escrito, «allí es posible una cuchilla afilada en unos segundos». Solo sale de su celda una hora al día. «Es una tortura», argumenta en la carta de 14 páginas.
En su larga lista de reproches anota, por ejemplo, que no se le proporcione crema de leche cuando quiere tomar un café en condiciones. También le disgusta que su abogado haya intentado proporcionarle los bolígrafos de tinta negra con los que prefiere escribir, pero se le haya impedido entregárselos alegando motivos de seguridad. Sin embargo, su abogado reconoce que está mejor en esta cárcel de lo que lo estaría en una portuguesa, país del que fue extraditado en 2017 por abuso sexual infantil, sobre la base de una orden de detención europea. Después de cumplir aquella pena de cárcel, volvió a salir de Alemania en 2018, pero fue extraditado nuevamente por Italia un año después en base a una segunda orden de detención europea, en este caso por un delito de drogas . Desde 2020, la Fiscalía alemana de Braunschweig lleva a cabo su propia investigación sobre Brückner por el caso Maddie. En octubre de 2021, el fiscal alemán Christian Wolters declaró que «estamos seguros al cien por cien de que tenemos al hombre que secuestró y asesinó a la niña» y descartó que Maddie sigua con vida.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete