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¿Qué es el abismo fiscal? Siete claves para entender sus riesgos y consecuencias

Es una bomba de relojería que, si no se desactiva antes del 1 de enero y se prolonga durante meses, puede provocar un fuerte retraimiento de la economía en EE.UU. e incluso una recesión mundial

¿Qué es el abismo fiscal? Siete claves para entender sus riesgos y consecuencias afp

S. I.

-¿Qué es el abismo fiscal?

-Es una subida generalizada de impuestos que iría acompañada de fuertes recortes del gasto público. Medidas que entrarían automáticamente en vigor si no se llega a un acuerdo antes del uno de enero. Si el desacuerdo se prolonga en la primera quincena de enero se teme alguna turbulencia en las Bolsas. Si el desacuerdo persiste durante meses, el impacto sería mucho más grave y algunos analistas temen una recesión.

-¿Por qué ha de resolverse antes de fin de año?

-El presidente Barack Obama y el Congreso no han sido capaces de ponerse de acuerdo sobre el volumen de gasto público y si se prolongan o no las reducciones fiscales que aprobó el presidente George Bush que expiran el uno de enero de 2013. El pasado mes de agosto se creó un comité bipartidista para alcanzar un compromiso. Y para obligarse a llegar a un acuerdo que limite el abultado gasto público resolvieron que, o se alcanza el compromiso antes del 1 de enero o automáticamente entrarán en vigor fuertes recortes en el gasto público y se eliminarán todas las reducciones fiscales de la era Bush.

-¿Por qué no se ha resuelto aún? ¿Quién tiene la culpa?

-Hay una diferencia de principios fundamental. Los republicanos quieren una drástica reducción del gasto público que adelgace el peso de la deuda. Pero se oponen a cualquier subida de impuestos. Obama es partidario de una reducción más suave del gasto. Quiere prolongar las reducciones fiscales para quienes tienen ingresos inferiores a 250.000 dólares y eliminarlas para las rentas más altas. Los republicanos son partidarios de mantener las reducciones para todos. Ambas partes se han mantenido casi inamovibles en sus posiciones. El portavoz republicano en la Cámara de Representantes, John Boehner, hizo un intento de acercamiento, pero sus propios compañeros de filas le desautorizaron al votar en contra de la propuesta.

-Qué pasará si no se resuelve?

-Si el uno de enero no se ha llegado a un acuerdo, se eliminarán todas las reducciones fiscales (lo que supondrá una fuerte subida de impuestos) y se ejecutarán fuertes recortes del gasto público en áreas tan fundamentales como Defensa y ayudas al empleo. Se calcula que el «abismo» tendría un impacto de 550.000 millones de dólares que dejarían de circular por la economía norteamericana, un 3,5 por ciento del PIB de Estados Unidos.

-¿El abismo fiscal solo afecta a EE.UU. o puede tener repercusiones en otros países?

-Todo lo que ocurra en la economía de Estados Unidos tendrá una repercusión automática sobre la economía mundial. El «abismo fiscal» supondrá un retraimiento de la actividad económica en Estados Unidos que tendrá consecuencias negativas sobre el resto del mundo. En las primeras semanas de enero puede que el impacto sea más limitado, pero a medida que se prolongue la crisis, mayor será la amenaza sobre el crecimiento. Si el desacuerdo se alarga durante meses, Estados Unidos podría entrar en recesión, y todos los demás países se verían muy negativamente afectados.

-¿Puede afectar a España de alguna manera?

-Si no hay acuerdo para resolverse el abismo fiscal, la crisis en la eurozona pasaría a un segundo plano, pero no porque esta se haya resuelto, sino porque ha estallado una crisis internacional más grave. España es muy sensible a cualquier presión sobre la Bolsa. Y a medida que transcurran los días sin acuerdo, el nerviosismo aumentará y, con este, los movimientos convulsos sobre las Bolsas de todo el mundo. Los países más vulnerables, como el nuestro, pueden acusar el golpe sobre todo en las semanas de mayor incertidumbre.

-¿Es la primera vez que EE.UU. se enfrenta a esta situación?

-El año pasado ya se vivió una situación casi idéntica a la actual, cuando la Casa Blanca y los republicanos tampoco se ponían de acuerdo sobre el límite de la deuda pública. Al final, no llegó la sangre al río y hubo acuerdo de última hora, casi a punto de acabar el año, cuando ya parecía irremediable el desacuerdo. Pero este año las diferencias entre la Casa Blanca y los republicanos son incluso mayores que en 2011.

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