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Seúl conecta el «teléfono rojo» con la capital del Norte

Por primera vez, una línea directa comunica a los dos líderes coreanos

El presidente surcoreano, Moon Jae-in, y el líder del Norte, Kim Jong-un
Pablo M. Díez

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Una semana antes de su reunión en el Paralelo 38, los líderes de las dos Coreas quedaron ayer conectados por una línea telefónica directa. Aunque ya había otros «teléfonos rojos» entre el Sur y el Norte, este el primero que comunica a la Casa Azul de Seúl, residencia del presidente Moon Jae-in , con la Comisión de Asuntos Estatales de Pyongyang, que dirige Kim Jong-un .

«Ha sido como hablar con un vecino», señaló a la agencia Yonhap un funcionario surcoreano tras la primera llamada de prueba. A continuación, el Norte devolvió la llamada para comprobar la línea y, en total, la conversación duró algo más de cuatro minutos. Para estrenarlo «ropiamente dicho, se espera que el presidente Moon telefonee a Kim Jong-un antes de su encuentro del próximo viernes.

Esta línea directa fue acordada por la delegación surcoreana que viajó a Pyongyang a principios del mes pasado , cuando Kim Jong-un se comprometió a celebrar primero una cumbre con Moon Jae-in y luego otra con el presidente estadounidense, Donald Trump, prevista para finales de mayo o principios de junio.

Continúa así el deshielo entre las dos Coreas , que siguen técnicamente en guerra porque la guerra que les enfrenó entre 1950 y 1953 solo acabó con un armisticio. Para cerrar esa herida, que fue la primera de la Guerra Fría y la última que queda abierta, Moon Jae-in confía en que su encuentro con Kim Jong-un sirva para avanzar hacia la firma de un tratado de paz. Será la tercera cumbre entre dirigentes de ambos países tras las de 2000 y 2007, celebradas en Pyongyang por el padre del actual dictador, el «Querido Líder» Kim Jong-il, con los entonces presidentes del Sur, Kim Dae-jung y Roh Moo-hyun, respectivamente.

En esta ocasión, viene precedida por el «deshielo olímpico» entre las dos Coreas. A principios de año, el régimen estalinista de Pyongyang encendió de nuevo la línea telefónica directa que le comunicaba con el Sur en el Paralelo 38, cortada desde 2016. Con dicho paso, Corea del Norte iniciaba un acercamiento al Gobierno de Seúl para participar en los Juegos Olímpicos de Invierno, celebrados en febrero en el condado de PyeongChang. Dicho «deshielo olímpico» ha servido para acabar con la tensión constante de los últimos años, en los que parecía que el mundo estaba al borde de una guerra por los ensayos nucleares y de misiles de Kim Jong-un. Justo un año después de la última gran crisis entre Corea del Norte y EE.UU., se abre la esperanza a la paz.

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