Santana Lopes «valora seriamente» presentarse como candidato a suceder a Passos Coelho

¿Golpe de efecto? ¿Jugada de la vieja guardia? El caso es que la renuncia de Pedro Passos Coelho a presentarse a la reelección como líder del PSD ha desatado una frenética pugna por ocupar su sillón .

Santana Lopes trama su «resurrección» al calor de la oportunidad que se abre para saltar de nuevo al primer plano, lo que lleva a sus detractores a proclamar: «Es insaciable» .

Pero la cuestión flota ya y agita las conciencias de los votantes del partido: ¿Realmente necesitan los socialdemócratas un «revival» de este calibre o harían mejor en mirar al futuro? La respuesta está en el viento, que diría Dylan, y… en la capacidad para lavarse la cara de una formación lastrada por los pésimos resultados en las elecciones municipales del 1 de octubre .

«Obviamente, lo estoy ponderando» , declara el reciclado Santana con la intención de medir sus fuerzas y desconcertar a sus rivales socialistas , conscientes de su tirón popular, incluso aunque la polémica le haya acompañado profusamente.

Su candidatura no está confirmada del todo, pero da muestras de ir muy en serio. De hecho, irrumpe con un «aviso para navegantes»: «Veo ahora consensos fabricados en torno a potenciales líderes que pretenden postularse únicamente con el apoyo de los barones. Nunca me gustó eso. Además, los que votan son los militantes, no los barones».

Frases destinadas a inquietar a sus contrincantes en este combate a cuatro. Sí, porque ahí está sobre todo Rui Rio , ex alcalde Oporto de larga y acreditada trayectoria.

Tanto es así que salió a la palestra hace dos décadas, como secretario general de los conservadores bajo el mandato de Marcelo Rebelo de Sousa , hoy presidente de la República.

A continuación, le aguardaba la vicepresidencia en sendas épocas actualmente añoradas: con Durao Barroso y con el propio Santana Lopes, a quien ahora puede plantar cara con un desafío de altura.

Tal vez sonaban subliminalmente premonitorias las palabras que le dedicó Passos Coelho a Rui Rio hace solo una semana, cuando participó en un acto en Oporto y alabó su tarea al frente del Consistorio a lo largo de 12 años.

Lo hizo antes de proponer un brindis en una licorería con un vino portuense de 1977, sin saber que siete días el sorbo se le atragantaría y se vería obligado a quitarse de en medio en un PSD sumido en un neoliberalismo excesivo hasta para muchos de sus simpatizantes.

Ahí está igualmente en la parrilla de salida Paulo Rangel , uno de los candidatos más continuistas en relación a la línea de un Passos Coelho a quien le estalla toda esta crisis en un momento personal para él, pues su mujer lucha contra un segundo cáncer.

Cuando habló en la comisión política de los socialdemócratas y dijo adiós, sus menciones a Rangel se interpretaron como un claro beneplácito a Rangel, con una experiencia internacional asentada en su acta de eurodiputado .

«Es un rostro importante para la afirmación externa del partido», dijo Passos acerca de Rangel, quien puede presumir de un gran dominio de los hilos del partido. Una figura respetada, especialmente por esos barones a los que aludía Santana Lopes, cuyo respaldo es fundamental en una situación de zozobra interna como la actual.

Por su parte, Luís Montenegro se fogueó como líder de la bancada parlamentaria, exactamente el mismo puesto que ocupa en la actualidad Hugo Soares , tal vez quien más ilusiona a las nuevas generaciones encuadradas en la formación.

Montenegro se ha distinguido en diversas ocasiones por mostrarse contra la celebración de unas primarias, dado que su fidelidad a Passos Coelho es tal que lo convierte en el más «passista» de todos . Además, su imagen de político apuesto le favorece también de cara a la batalla pública.

En cualquier caso, las espadas tienen aún tres meses para afilarse, porque la elección del nuevo presidente del PSD no se hará efectiva hasta el congreso de enero de 2018.

Cuando entonces el partido encuentre el timonel adecuado, a Passos Coelho no le quedará más remedio que abandonar su puesto como diputado de la Asamblea de la República.

Y en pleno clima de tensión, se ha dejado notar el ex presidente Aníbal Cavaco Silva , no precisamente afortunado con sus declaraciones de última hornada: «No acudí a votar en estas elecciones municipales porque estaba en una boda».

Ciertos sectores de este PSD herido no le perdonan esta salida de tono, que testimonia una ironía no exenta de soberbia que, en realidad, no le hace ningún bien a la formación conservadora en su intento por reverdecer laureles… si es que puede.