Salvini rechaza la «limosna» de la UE de 6.000 euros por inmigrante

Pero antes de ser recolocados, los inmigrantes deberán pasar por «centros controlados» que serán instituidos dentro de la Unión Europea. Estas nuevas estructuras, pensadas para diferenciar a los refugiados que tienen derecho a pedir asilo en Europa de los inmigrantes económicos, que deberán ser enviados a sus países de origen, se verán complementadas con «plataformas de desembarco» en países terceros, probablemente en el norte de África. «Estas plataformas -advierte Bruselas- no serán campos o centros de detención, sino que estarán gestionadas respetando plenamente el derecho internacional y todos los derechos humanos».

Con todo ello la Comisión Europea busca una solución tras la tensión suscitada por el Gobierno populista italiano de cerrar sus puertos a barcos con prófugos. Salvini, líder de la Liga Norte, de extrema derecha, impidió a la nave Aquarius, con 630 inmigrantes rescatados en el Mediterráneo, atracar en Italia, una odisea que acabó el 17 de junio al ofrecer el presidente español, Pedro Sánchez, recibirlos en Valencia. La historia se repitió después con las embarcaciones Lifeline y Diciotti , con una solución compartida de varios países. Pero fueron solo parches a un problema de enorme envergadura que requiere una solución conjunta.

La respuesta de Salvini al ofrecimiento de 6.000 euros por la UE por cada refugiado no se hizo esperar: «Si quieren dar dinero a alguien, pueden hacerlo. Italia no necesita limosna. Tiene necesidad de dignidad, y la estamos conquistando». El líder de la Liga Norte destacó que ese «bonus» está muy lejos del coste real que supone acoger a un «ilegal»: «Cada inmigrante que pide asilo cuesta a nuestro país entre 40.000 y 50.000 euros ». De ahí que considere la oferta de la UE una «limosna».

Igualmente, el primer ministro, Giuseppe Conte, ha rechazado la idea de Bruselas: «La solidaridad europea no tiene precio. Nosotros no consideramos que sea una cuestión de dinero. No es una lógica correcta reducir todo a este esquema: “Nos ocupamos nosotros, dadnos dinero”, o bien “debe ocuparse un solo Estado y recibir dinero”, mientras el resto de los país miran totalmente indiferentes a lo que sucede», explica Conte. El primer ministro italiano sostiene que quien llega a las costas italianas desembarca en Europa. Esto quiere decir que sirve, sobre todo, compartir la acogida entre todos los países de la UE.

Cabe añadir otra preocupación del Gobierno, apuntada por la ministra de Defensa, Elisabetta Trenta, a su regreso Túnez y Libia: «La inmigración incontrolada y el terrorismo son dos caras de la misma moneda. Sabemos que existe un riesgo, aunque sea mínimo: por medio de la inmigración incontrolada puedan llegar yihadistas».

En cualquier caso, el Gobierno italiano ve aspectos «interesantes» en el plan de Bruselas, porque, según Conte, va «en la dirección que Italia había exigido» en el Consejo Europeo de junio. Así, se ve positivo crear un «gabinete de dirección» para repartir los inmigrantes entre varios países, siempre partiendo de una base voluntaria. Además, la Comisión pondría a disposición de las naciones que abran sus puertos a las naves con inmigrantes «equipos de desembarco», formados por guardias de frontera, intérpretes, agentes especializados en los reenvíos de sin papeles y expertos en los procesos de asilo.