Suscribete a
ABC Premium

Saltivka, la vida en el infierno

Los residentes del barrio de Járkov más machacado por los bombardeos rusos, subsisten entre ruinas durmiendo en sótanos y cocinando con troncos en patios comunes, sin electricidad, gas ni agua corriente desde hace tres meses. Los bombardeos se han reducido pero no han cesado y no tienen cómo pagarse la huída

Una mujer, en el recinto que hace las veces de cocina comunitaria Mónica G. Prieto

Mónica G. Prieto

La furgoneta blanca ametrallada con la leyenda en rojo «Atención, prohibido el paso a civiles y coches» no disuade a Alexander Vorkun ni a sus vecinos. No tienen más remedio que atravesar la autopista cada día para acudir al supermercado cercano donde ... antes trabajaban reponiendo mercancías y ahora hacen labores de desescombro, tras el bombardeo que lo convirtió en ruinas. El retumbar de la artillería tampoco les perturba. «Ahora está más calmado que otros días. Habitualmente es constante, día y noche, pero me temo que esta noche se va a complicar. La Policía acaba de pasar para pedirnos que nos marchemos porque el barrio no es seguro», explica Alexander , que prefiere ser llamado Sacha, con una mueca irónica. «Lleva sin ser seguro desde febrero, y por momentos se pone peor. Hace un rato, vimos pasar una columna de tanques ucranianos en dirección a Tishky y eso es mala señal», continúa girando su cabeza en dirección a los disparos.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia