Los retos de Biden en Afganistán

Desde el 14 de agosto, día en que la guerrilla talibán regresó a Kabul, EE.UU. ha evacuado a 37.000 personas de Afganistán, según informa la Casa Blanca. Desde finales de julio, cuando comenzaron las extracciones, EE.UU. y sus aliados han sacado del país centroasiático a 42.000 personas. En los últimos días, el esfuerzo se ha acelerado. Según informa la presidencia estadounidense este mismo lunes, entre el 22 y el 23 de agosto 28 vuelos militares de EE.UU. —25 aviones C-17 y tres C-130— han evacuado a 10.400 personas, que se añaden a 5.900 de aliados de EE.UU.

Quedan en Afganistán unos 10.000 estadounidenses a los que el Gobierno estadounidense se ha comprometido a extraer antes del 31 de agosto. Washington tiene una lista con esos nombres y está contactando con ellos por correo electrónico y por teléfono. La recomendación es que se trasladen al aeropuerto de Kabul a la espera de un vuelo que les lleve a otro país, desde el que pueden proseguir a EE.UU.

El propio presidente Joe Biden ha admitido que se trata de una operación compleja con grandes dificultades. «La evacuación de miles de personas de Kabul va a ser dura y dolorosa, independientemente de cuándo comenzó. Habría sido igual si hubiéramos empezado hace un mes o dentro de un mes. No hay forma de evacuar a tanta gente sin dolor y pérdida, sin imágenes desgarradoras como las que hemos visto en la televisión. Eso es un hecho».

Luego están los afganos que ayudaron a EE.UU. durante las dos décadas de misión bélica. El departamento de Estado de EE.UU. ha otorgado visados a 34.500 de ellos, bajo un programa especial de asilo. Hay otros 20.000 a la espera de que se tramiten esos visados. Unos 7.000 de ellos ya han recibido luz verde para salir en vuelos operados por las fuerzas armadas estadounidenses, pero el caos en el aeropuerto de Kabul les ha bloqueado la salida. Muchos irán a bases militares estadounidenses o de uso conjunto en en terceros países, incluido España, a la espera de que se tramiten sus visados de entrada en EE.UU.

En principio el plazo que se ha dado Biden para salir de Afganistán vence el 11 de septiembre . Antes, el expresidente Donald Trump había puesto como fecha límite el 4 de mayo, pero Biden la prorrogó. Aun así, en sus contactos con la guerrilla Talibán, el gobierno estadounidense ha pactado una salida límite del 31 de agosto. Ese día, en principio, deben haber acabado las evacuaciones. Aun así, Biden ha dado a entender que está dispuesto a negociar una breve prórroga, a la que los islamistas en el poder se resisten.

Tras el derrumbe del gobierno legítimo de Afganistán, EE.UU. no tiene lazos diplomáticos con quienes gobiernan de facto el país. De momento, la Casa Blanca no confirma ni desmiente que vaya a reconocer formalmente a los insurgentes como gobernantes del país. Aun así, desde la presidencia de Trump, ha negociado con ellos, antes con la esperanza de que pactaran con el anterior gobierno, cuyo presidente, Ashraf Ghani , ha huido. En 2019 Trump llegó a invitar a emisarios de los talibán a la residencia presidencial de Camp David en vísperas del 11 de septiembre, pero canceló el encuentro por la muerte de un soldado estadounidense en un ataque.

Trump redujo las tropas en Afganistán de 13.000 a unas 2.500. Cuando Biden juró el cargo en enero había en torno a unos 3.000 soldados en ese país. Su intención era extraerlos a todos y dejar un pequeño contingente de unos 650 uniformados para ofrecer seguridad a la embajada estadounidense en Kabul. Hoy, ni siquiera está claro si habrá una embajada estadounidense en la capital afgana tras la toma de poder de los insurgentes.

Biden ha repetido que los objetivos de la guerra de Afganistán se lograron hace tiempo: Al Qaida fue diezmada, Osama bin Laden murió en Pakistán en 2011 y no hubo más ataques contra EE.UU. como los del 11 de septiembre de 2001. Su doctrina es que EE.UU. no puede seguir dedicando millones y vidas humanas a construir instituciones democráticas allí.

El domingo, el propio presidente dijo desde la Casa Blanca: «El terrorismo se ha metastatizado en todo el mundo, y debemos centrarnos en otras partes del mundo, ya que hay un gran peligr de que surja un grupo similar a Al Qaida, y eso no se puede ignorar. Y estamos, como bien saben, en varios lugares del mundo donde estamos cumpliendo esa misión, sin destinar permanentemente a las fuerzas estadounidenses allí».

El argumento es que con la tecnología de los drones, y los misiles lanzados de forma remota, no es necesario tener tropas sobre el terreno para poder ejecutar operaciones antiterroristas en todo el mundo.