Reino Unido y los países nórdicos responden a Irán con presiones diplomáticas

Una decisión adoptada cuando la guerra diplomática con Occidente ya es total: tras la expulsión de los dos diplomáticos británicos de Teherán el lunes, ayer el Reino Unido respondió con dos expulsiones iraníes de Londres; Javier Solana, alto representante de la UE para Política Exterior, condenó la violencia; países escandinavos como Dinarmaca, Finlandia o Suecia llamaron a consultas a los embajadores iraníes (Alemania u Holanda ya lo hicieron el lunes); e Irán acusando de injerencia a la ONU.

Lo que sí concedió ayer a los manifestantes el Líder Supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, fue una ampliación de cinco días del plazo para que los candidatos presidenciales derrotados puedan presentar quejas relativas al fraude electoral ya reconocido por el mismo régimen -tres millones de votos fraudulentos y pucherazo en 50 ciudades-. Sin embargo, nada va a cambiar los resultados oficiales ofrecidos por el ministerio de Interior: el Consejo de los Guardianes iraní rechaza anular las elecciones.

Pero la calle de Teherán va por otro camino. Aunque la contundente respuestas de policías y paramilitares ha reducido el número de personas que toman parte en las protestas, estas parece que no van a terminar, según difunden los medios cercanos a los líderes reformistas.

Llamamiento a la huelga

La Guardia Revolucionaria mantiene su despliegue de vehículos blindados en los puntos estratégicos de la ciudad para disuadir a los opositores, pero por encima de su presencia, lo que está haciendo quedarse a muchos en sus casas son las duras imágenes de los heridos desangrándose que circulan en internet.

Además el régimen iraní, que ayer detuvo a un periodista de origen griego del «The Washington Times», ha estrechado más si cabe el cerco contra la prensa aún presente en el país. Según Reporteros Sin Fronteras, desde que comenzara la revuelta han sido detenidos 26 periodistas en Irán.

Por su parte, el «ciber-líder» Mir-Husein Musavi manifestó, a través de su página en Facebook donde pedía sugerencias, «estar planeando una huelga general». Todo ello en un Teherán que vive una doble vida. Una especie de «revuelta responsable», según un veterano empresario español, ya que «por las mañanas todo el mundo acude a su puesto de trabajo y por la tarde, en vez de volver a sus casas, participan en las protestas o al menos lo intentan».

El clérigo reformista Mehdi Kerrubi también sigue alentado a los suyos en contra de la orden dictada por el Líder Supremo de detener las manifestaciones. Kerrubi hizo un llamamiento para que mañana se celebre una nueva jornada de luto en homenaje a los «mártires».

Por su parte, los dirigentes del país alimentan día tras días el enfrentamiento diplomático con Occidente a quien acusan de injerencia. Las acusaciones se dirigieron ayer contra el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

El Reino Unido contraatacó con la expulsión de dos diplomáticos iraníes en respuesta a la decisión del gobierno iraní de echar a dos miembros de la Embajada británica. El primer ministro Gordon Brown hizo el anuncio en la Cámara de los Comunes.

Contra la BBC en farsi

La cancillería británica responsabilizó a Irán de desviar la atención pública de sus problemas internos, mientras que en la televisión estatal iraní se tilda rutinariamente al Reino Unido de «pequeño Satanás», «zorro» y el «más traidor de todos los países occidentales». La memoria histórica del golpe de estado de 1953 -complot conjunto de EE.UU. y Reino Unido contra el gobierno nacionalista de Mohammed Mossadeq- ayuda para estos fines, pero la verdadera espina es el canal persa que la BBC lanzó este año y que ha sido uno de los referentes informativos más importantes de la oposición.