Reino Unido, abocado a un invierno con riesgo de covid y crisis de abastecimiento

Y en medio de este preocupante panorama, hay otros frentes abiertos que podrían abocar a la población británica a un duro invierno marcado, además de por el coronavirus, por el desabastecimiento de productos debido a la escasez de conductores de vehículos pesados y de trabajadores en varios sectores , como el de la alimentación y los servicios. Por si esto fuera poco, el aumento en los precios del gas y la electricidad, que para los mayoristas se ha triplicado en este 2021, ha llevado a la quiebra a una docena de compañías de energía en lo que va de año y al aumento de la factura para los consumidores.

Una muestra de lo que podrá venir en los próximos meses es lo que está sucediendo ahora mismo con la llamada crisis del combustible, que ha dejado imágenes sorprendentes, sobre todo en una potencia económica como es el Reino Unido, con larguísimas colas de coches esperando turno para repostar, gasolineras por todo el país con el cartel de «no hay combustible» e incluso escenas de violencia entre clientes desesperados. El efecto dominó se ha notado en solo unos días, con ejemplos tan dramáticos como el de las funerarias posponiendo entierros, hospitales cancelando citas, trabajadores esenciales sin poder llegar a sus puestos de trabajo y algunos supermercados con problemas para reponer productos. El martes por la noche el primer ministro reconoció que, aunque se está trabajando en un plan para salvar las Navidades, la crisis en la cadena de suministro, que también afecta a otros sectores productivos, podría durar meses.

El gobierno ha intentado aliviar la situación, provocada entre otros factores por la pandemia y por el Brexit , suspendiendo la ley de competencia para permitir que las compañías petroleras compartan información sobre el suministro de combustible; así como ofreciendo miles de visados de trabajo temporal a conductores extranjeros y acelerando el proceso para que se examinen nuevos choferes, un proceso que se detuvo durante los peores meses del brote de Covid. El Ministerio de Transporte también ha escrito casi un millón de cartas a los conductores de vehículos pesados existentes para animarlos a que vuelvan a las carreteras y el Ejecutivo prevé poner en marcha «campamentos de entrenamiento» intensivos y gratuitos para capacitar a entre 3.000 y 4.000 personas. Johnson también aprovechó para pedir un aumento en los sueldos de los conductores, que actualmente ganan un promedio de entre treinta y cuarenta mil libras anuales, dependiendo de la empresa para la que trabajen y de las distancias recorridas, un salario que muchos consideran insuficiente para una profesión que supone trabajar durante jornadas agotadoras y pasar semanas fuera de casa.

El gobierno, a sabiendas de que la situación podría empeorar en cualquier momento pese a los mensajes positivos del premier, movilizó este miércoles a su flota de camiones cisterna para llevar el producto desde las refinerías hasta las estaciones de servicio. Así lo confirmó en un post en su cuenta de Twitter el ministro de Empresas, Energía y Estrategia Industrial, Kwasi Kwarteng, al decir que la flota, que está compuesta por unos 80 camiones, “estará en la carretera esta tarde para mejorar el reparto de carburante en las gasolineras de todo el Reino Unido”. El ministro precisó que de momento los vehículos serán conducidos por civiles, pero adelantó que “en los próximos días la gente verá a los soldados conduciendo la flota de camiones cisterna”, después de que el martes el ejecutivo aprobara movilizar a los militares para ayudar a paliar la crisis. Kwarteng aseguró que hay “indicios” de que la situación “ha empezado a mejorar” con “más estaciones” con combustible disponible, e instó a la población a dejar de llenar los tanques de sus coches sin necesidad porque “cuanto antes volvamos a nuestros hábitos de compra normales, antes la situación volverá a la normalidad”.

Cabe recordar que hace solo un mes, fue el mismo ministro quien pidió a las empresas de transporte que dieran prioridad a la contratación de trabajadores británicos en lugar de depender de mano de obra extranjera para solucionar la escasez de conductores de camiones, después de que estas le pidieran al Ejecutivo de Boris Johnson flexibilizar las reglas de inmigración que entraron en vigor tras la consumación del Brexit el 31 de diciembre del año pasado y que han provocado que muchos trabajadores comunitarios que se fueron a sus países de origen durante la pandemia de Covid-19, no puedan -ni quieran- volver.