EE.UU. rechaza usar sus armas nucleares sólo en caso de contraataque
Obama se compromete en su nueva estrategia a no amenazar con su arsenal atómico a los firmantes del TNP, pero mantiene su posible uso ante Irán o Corea del Norte
La nueva estrategia nuclear del presidente Barack Obama compromete a EE.UU. a "no utilizar ni a amenazar con armas nucleares" a los países que no cuenten con estos arsenales y cumplan sus obligaciones dentro del Tratado de No Proliferación, pero sí prevé "una estrecha gama de circunstancias en las que las armas nucleares pueden desempeñar un papel" en el caso de los países que no respeten" el citado Tratado.
Es por ello que el Gobierno estadounidense no está dispuesto a declarar que utilizará "exclusivamente" su arsenal atómico en caso de un ataque nuclear por parte de otro país, como esperaban sectores progresistas.
Entre las exigencias que el Congreso de Estados Unidos requiere de todos los nuevos ocupantes de la Casa Blanca destaca la formulación de una actualizada doctrina militar para el uso de sus apocalípticas armas nucleares. Con cuatro meses de retraso -que han servido para ilustrar lo difícil que resulta superar las querencias estratégicas de la Guerra Fría- la Administración Obama presentó su nueva estrategia plasmada en un documento de 72 páginas con significativos límites para el uso bélico del arsenal nuclear americano.
Bajo los términos de esta nueva doctrina, que servirá como marco para multimillonarias decisiones a tomar en los próximos cinco a diez años, el gobierno de Estados Unidos renuncia a utilizar sus armas más destructivas contra países no nucleares . Lo que supone abandonar la deliberada ambigüedad utilizado por los últimos antecesores del presidente Obama, que optaron por dejar abierta la posibilidad de una escalada nuclear para responder a posibles ofensivas enemigas con armas biológicas, químicas o incluso un devastador ciber-ataque.
La renovada estrategia nuclear americana, más conocida en la jerga de Washington como "Revisión de la Postura Nuclear", insiste también en que el propósito de todo el arsenal derivado del proyecto Manhattan que puso final a la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico se ciñe fundamentalmente a la disuasión. Pero no descarta su primer uso en un conflicto, tal y como algunos demócratas habían insistido al presidente Obama. Ya que al final se han impuesto consideraciones internacionales como no inquietar a los aliados que se sienten protegidos bajo el "paraguas nuclear" de Estados Unidos.
Mantendrán la guardia ante Irán y Corea del Norte
La oferta conciliadora en materia nuclear planteada por la Casa Blanca tiene límites expresos. El presidente Obama ha dejado claro que la renuncia por parte de Estados Unidos a la opción de "primer ataque" contra países no nucleares excluye a aquellas naciones que hayan violado o rechazado el Tratado de No Proliferación Nucleares (TNP). Con menciones especificas para los casos de Irán y Corea del Norte.
Obama, en declaraciones publicadas por el "New York Times", se ha llegado a declarar convencido que si la teocracia de Teherán prosigue con su inquietante programa de enriquecimiento de uranio alcanzará "las capacidades necesarias para producir armas nucleares". Aunque sin llegar a ofrecer un calendario específico o asumir como propio el argumento de Israel de que esa mera capacidad resulta inaceptable. A su juicio, "la comunidad internacional tiene bastante claro lo que significa aspirar a lograr energía nuclear con fines pacíficos en contraste con la capacidad de producir armas nucleares".
Ante las negociaciones abiertas en el frente de la ONU para imponer una cuarta ronda de sanciones contra Irán, Obama espera lograr un castigo que tenga repercusiones económicas suficientemente dolorosas para el régimen de Teherán. Aunque sin dejar de reconocer que los castigos del Consejo de Seguridad tienen un limitado impacto: "No somos tan inocentes como para pensar que cualquier ronda de sanciones automáticamente va a cambiar el comportamiento de Irán. No existe un interruptor para encender y apagar este proceso".
Dentro del ámbito marcado por el Tratado de No Proliferación Nuclear existen cinco potencias nucleares reconocidas: Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia y China. Tres países con armas nucleares se han negado a firmar el TNP: India, Pakistán e Israel. En el caso de Corea del Norte, el régimen estalinista renunció al tratado en el 2003 y desde entonces ha demostrado sus avances con detonaciones nucleares subterráneas. Mientras que Irán permanece como país signatario pero acusado de múltiples y evidentes violaciones.(
No obstante, dentro de las ambiciones de un presidente galardonado con el Nobel de la Paz y que aspira a liberar al mundo de armas nucleares, Estados Unidos renuncia a desarrollar nuevos modelos. Lo que supone enmendar la plana a las recomendaciones del secretario de Defensa Robert Gates, republicano nombrado para ese puesto por el presidente Bush y mantenido por el presidente Obama.
Grandes inversiones en investigación
Para compensar, la nueva estrategia contempla grandes inversiones presupuestarias en la investigación de armas nucleares y en las instalaciones necesarias para mantener al día las armas nucleares de Estados Unidos. Según los argumentos ofrecidos por la Administración Obama, este esfuerzo presupuestario sin llegar al desarrollo de nuevas cargas ofrecerá mayor confianza en el arsenal disponible, lo que eventualmente permitirá reducciones adicionales.
En su conjunto, todas estas consideraciones reflejan el deseo de la Administración Obama de evitar una batalla doméstica con el alto mando militar o la minoría conservadora en el Congreso. Sobre todo cuando la Casa Blanca intenta conseguir dos tercios del Senado para ratificar el Nuevo START, tratado de reducción de armas estratégicas que este jueves firmarán en Praga tanto Obama como el presidente ruso Medvedev.
El Nuevo START, según la Casa Blanca, reduce en un 30 por ciento las armas nucleares de largo alcance en poder de Washington y Moscú . Aunque algunos analistas consideran que los recortes serán bastante menores. No obstante, la Administración Obama espera aprovechar este impulso para lograr también la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.
El gobierno de Estados Unidos aspira a ofrecer todas estas iniciativas restrictivas como ejemplo de buena voluntad dentro de los esfuerzos a múltiples bandas para impedir la propagación de armas nucleares en problemáticas regiones del mundo. Especialmente de cara a la revisión prevista para el mes de mayo en la ONU del Tratado de No Proliferación Nuclear, acuerdo considerado como la piedra angular para el control de la energía nuclear con fines militares.
«Un significativo paso adelante»
El propio presidente Obama, a través de un comunicado, ha etiquetado la nueva doctrina nuclear como "un significativo paso adelante" para reducir el papel de las armas nucleares dentro de la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos. Pero al mismo tiempo ha insistido en que las nuevas directrices permiten "una segura y efectiva disuasión nuclear" para los americanos mientras existan en el mundo ese tipo armas materializadas por el "Proyecto Manhattan".
La presentación de los detalles corrió a cargo de una comparecencia conjunta de los responsables del Departamento de Defensa, Estado, Energía y el jefe de la Junta de Estado Mayor para ofrecer una imagen de consenso gubernamental. Según Robert Gates, la nueva estrategia "facilita una hoja de ruta" para hacer posible "el objetivo a largo plazo de un mundo libre de armas nucleares" enunciado por el presidente Obama hace un año. A juicio de Hillary Clinton, la doctrina actualizada es el resultado de la renovada determinación de EE.UU. contra la proliferación nuclear entre naciones y la amenaza del terrorismo nuclear. Inquietudes que centrarán la cumbre sobre seguridad nuclear convocada para la semana que viene en Washington, en la que participarán más de cuarenta países incluida España.
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