Las revoluciones árabes anuncian el «fin» del totalitarismo islamista

John Gearson, experto en cuestiones terroristas, en el centro de estudios para la defensa del King's College londinense, advierte en el Telegraph: “No nos precipitemos en los análisis. El terrorismo continúa siendo un problema de seguridad muy grave. A mi modo de ver, sería prudente aconsejar a las embajadas y bases militares, en todo el mundo, elevar sus niveles de alarma de seguridad”.

Por su parte, Frank Faulkner, estudioso de la sociología del terrorismo, en la universidad de Derby, declara a la BBC: “Cada base y cada movimiento internacional, en materia de seguridad, debería someterse al más alto nivel de alarma, para poder responder a posibles ataques.

Varios analistas militares británicos coinciden con la misma sentencia lapidaria de Nicolas Sarkozy: “No asistimos al fin de la amenaza terrorista”.

En París, Le Monde, estima, sin embargo, que la muerte física de Bin Laden quizá sea, a su modo de ver, la “segunda muerte” del fundador de Al Qaeda, por esta razón: “El hombre que ha encarnado el dhijadismo internacional muere cuando la “primavera árabe” ha dado un golpe mortal al fanatismo totalitario. Desde que los pueblos árabes se sublevan en nombre de la democracia, y no del islamismo, o del “califato” defendido por Al Qaeda, Ben Laden era un moribundo político”.