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Ramón Pérez-Maura - Horizonte

El doble rasero con Biden

El Partido Demócrata presenta a un candidato al que le cuesta articular una frase coherente, con sujeto, verbo y predicado

El ex vicepresidente y candidato presidencial demócrata, Joe Biden AFP
Ramón Pérez-Maura

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El doble rasero que aplican los medios de comunicación en España para juzgar las actitudes de unos y otros se da exactamente igual en Estados Unidos, lo que no sirve de consuelo, pero sí de causa de mayor preocupación. Estos días en que la carrera electoral norteamericana ya está limitada al republicano Trump y el demócrata Biden vemos cómo el segundo es entrevistado con la intensidad que corresponde a quien se encuentra en la posición que un buen número de norteamericanos le han dado. No podría ni debería ser de otra manera. Pero estaría mejor que le interroguen con los mismos criterios que se aplicaría a Donald Trump en su posición. Los que vimos hace cuatro años cuando nos aburrimos de ver vídeos sobre los desvaríos sexuales del hoy presidente.

Una mujer que responde al nombre de Tara Reade acusa a Joe Biden de haberla empujado contra una pared, haber metido su mano bajo la falda y haberla penetrado con los dedos. No tengo ni idea de qué credibilidad tiene la señora, pero sí sé que hasta cinco mujeres han confirmado que ella les contó esto cuando supuestamente ocurrió en 1993. Lo verdaderamente sorprendente es que desde que Reade hizo esta acusación, recientemente Joe Biden concedió, entre otras, entrevistas a las cadenas de televisión ABC, CNN, MSNBC y NBC. Entre las cuatro cadenas le hicieron 77 preguntas. Ni una de ellas tenía que ver con las acusaciones de la señora Reade. ¿Puede alguien imaginar que ocurriera algo parecido si se tratase de un candidato del partido rival? Al fin el viernes tuvo que aceptar preguntas al respecto.

En estas circunstancias y con la pandemia del coronavirus azotando a Estados Unidos como no lo hizo ni la Guerra del Vietnam en términos de muertos, la evolución de las encuestas es sorprendente para un candidato, Joe Biden, que se enfrenta a un presidente que ha basado todo en la economía y tiene hoy un desempleo disparado por la pandemia. El pasado miércoles la media de los sondeos que publica RealClearPolitics situaba al aspirante seis puntos por delante del presidente. Pero el viernes la misma encuesta les empataba con un 43 por ciento de intención de voto cada uno. Los datos del miércoles pasado desataron el entusiasmo de los demócratas porque creían que les ponía a las puertas de la victoria. Pero como cuenta Karl Rove, a quien George Bush padre llamaba «el arquitecto» de las victorias electorales de su hijo, el 29 de abril de de 2016 Hillary Clinton sacaba más de seis puntos a Trump. En concreto 7,3 y le aventajaba en estados clave en la carrera electoral como Wisconsin (10,7 puntos), Michigan (10,5), Pennsylvania (7,4) y Florida (6,7). ¿Adivinan quién ganó en todos y cada uno de esos estados en noviembre?

En un momento en que el Partido Demócrata debería con toda lógica representar una alternativa que entusiasmase al electorado nos encontramos con que presenta a un candidato al que le cuesta articular una frase coherente, con sujeto, verbo y predicado. El pasado lunes una televisión de Miami le preguntó por algo de lo que hablábamos en esta columna el pasado domingo: los negocios de su hijo en China. China va a ser el gran objetivo al que Trump culpabilice de todo el próximo otoño. Y Hunter Biden viajó con su padre en el avión oficial a China cuando era vicepresidente y terminó incorporándose al consejo de administración de una firma de capital riesgo china de la que presentó a su padre al que poco después sería nombrado consejero delegado. Asuntos menores –según quien los perpetre, claro. La televisión de Miami preguntó por esto a Biden y transcribo su respuesta en inglés porque nadie creería mi traducción en español: «My son’s business dealings were not anything what everybody, what he’s talking about, not even remotely». Anticipo que no estoy seguro de lo que quería decir, pero la traducción aproximada podría ser: «Los negocios de mi hijo no eran nada lo que todo el mundo, él está hablando, ni remotamente». Insisto: ¿sujeto, verbo, predicado?

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