Rajoy y Zapatero recuerdan para ABC sus años con Merkel: una líder «decisiva» e «irrepetible»

Los dos expresidentes del Gobierno definen a la hasta ahora canciller alemana como una persona cercana y una política que dotó de estabilidad a Europa. Pedro Sánchez ha declinado el ofrecimiento de ABC a participar en este reportaje

Mariano Rajoy, con Angela Merkel en el Camino de Santiago en 2014. A la derecha, Rodríguez Zapatero con la canciller alemana en una feria informática en Hannover en 2010 ABC / Reuters

ABC

En el largo periodo en que Angela Merkel ha estado al frente de Alemania desde 2005, que ahora llega a su fin , ha tenido tiempo de coincidir con tres presidentes del Gobierno español: José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), ... Mariano Rajoy (2011-2018) y Pedro Sánchez (a partir de 2018). Ha sido una etapa de intensa actividad política en Europa, donde la hasta ahora canciller ha ejercido un liderazgo indiscutible.

Rodríguez Zapatero y Rajoy han accedido a escoger una foto de cada uno con Merkel y a escribir para ABC sobre su experiencia con una política a la que coinciden en definir como afable en el trato y de una solidez que ha aportado estabilidad a la Unión Europea.

Sánchez ha declinado la invitación para que también aportara su semblanza sobre la figura de Merkel.

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La canciller Merkel es una persona seria, discreta y amable. Como tal la recuerdo y la recordaré, tras haber compartido con ella no pocos encuentros bilaterales y multilaterales en nuestros años de Gobierno. Le tocó lidiar con dos grandes crisis que impactaron sobre la Unión Europea, la financiera, que irrumpió en 2008, y la de la pandemia, que también ha supuesto un desafío a la capacidad de respuesta de la Unión. Y, además, diversas crisis migratorias durante sus mandatos.

Bajo ellos, Alemania hizo grandes esfuerzos por garantizar la estabilidad europea. Porque, políticamente, Merkel ha representado sobre todo eso, estabilidad. En el ejercicio de su liderazgo se pudieron cometer errores, porque hoy sabemos que la reacción de la UE a las consecuencias de la pandemia, que Alemania ha respaldado con convicción, se explica en parte por lo que ocurrió tras las medidas adoptadas a raíz de la crisis de las deudas soberanas europeas, pero a la canciller siempre le guió su preocupación por preservar la estabilidad de la Unión, también entonces.

Junto a ello, tuvo muy en cuenta, en los años que compartimos la interlocución de nuestros respectivos países, el riesgo del ascenso de la extrema derecha en el suyo. Recuerdo que, a veces, cuando Alemania abanderaba la adopción de medidas que pudieran ser entendidas como duras por algunos miembros de la UE, ella invocaba este argumento, nos prevenía sobre el riesgo de dar oxígeno o pretextos a la extrema derecha.

«Cuando Alemania abanderaba medidas que pudieran ser entendidas como duras en la UE, nos prevenía sobre el riego de dar oxígeno a la extrema derecha»

Es de justicia añadir que aunque ella era bien consciente, también lo éramos los demás, del papel que jugaba como canciller y a quien representaba, al país central de la Unión, nunca percibí que desempeñara esa representación con atisbo alguno de prepotencia. El suyo fue un liderazgo ejercido con respeto, sin muestras de autoritarismo, sin estridencias.

En mi memoria permanece, asimismo, el aprecio que Merkel sentía hacia España. Como tantos de sus compatriotas tenía a España como un destino amable y atractivo para disfrutar de nuestros paisajes y tradiciones. Merkel elegía con frecuencia la isla de La Gomera para sumergirse en su bella y original naturaleza y comprobar el carácter hospitalario y sereno de los canarios.

La España democrática tiene un fuerte vínculo con la Alemania contemporánea, un vínculo de recíproco aprecio y valores compartidos, de valores europeístas, de civilidad y sentido común. Merkel ha sido decisiva para afianzarlo y es justo reconocérselo.

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Pasará mucho tiempo antes de que volvamos a tener en Europa un liderazgo tan sólido y estable como el de Angela Merkel. En cierta manera ella ha sido una líder atípica porque logró hacer de la autenticidad y la sobriedad su mayor atractivo político. No ha tenido gurús ni asesores de imagen porque no los ha necesitado. Le han bastado sus principios y su gran inteligencia política para convertirse en un personaje irrepetible. Probablemente muchos alemanes se sienten ya huérfanos de esa canciller que dirigió el país con pragmatismo y moderación durante tanto tiempo. Cubrir el hueco que deja Merkel no será fácil, ni para el nuevo canciller ni para sus compañeros de la CDU.

Europa también la echará de menos porque ha sido un puntal de la Unión durante la dificilísima etapa que nos tocó afrontar. Ha sabido hacer frente a esos problemas buscando siempre alianzas y entendimientos. Ha sido muy consciente del peso de Alemania en la Unión y nunca ha querido disfrutar de ese poder en solitario o de manera arbitraria. Su liderazgo ha sido discreto, participativo e integrador.

«La he visto enfadada en alguna cumbre, emocionada en el Vaticano, conmovida en momentos de tragedia y divertida en alguna sobremesa al finalizar la agenda»

Tuve la oportunidad de coincidir con Merkel en numerosas cumbres europeas y reuniones bilaterales. No siempre estuvimos de acuerdo y puedo asegurar que no es una antagonista fácil. Sin embargo nunca dejamos de entendernos en lo sustancial porque jamás faltamos a nuestros compromisos. Estando ya fuera del Gobierno he vuelto a admirar la forma en que lideró a su país durante la pandemia del Covid. Una vez más Merkel fue un elemento de serenidad y confianza en momentos de enorme dificultad.

En la distancia corta es una mujer afable y cercana. La he visto enfadada en alguna cumbre, emocionada en el Vaticano, conmovida en momentos de tragedia y divertida en la sobremesa de alguna velada cuando ya había finalizado la agenda de trabajo. Le deseo lo mejor en su nueva vida y sé que disfrutará de ella porque tiene la inteligencia y el equilibrio necesarios para ello y porque siendo la poderosa canciller alemana nunca dejó de ser una persona normal.

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