Putin mantiene el castigo a la hija de su antiguo protector

Sobchak había sido hasta hace poco uno de los personajes más rutilantes del glamour ruso y una verdadera niña mimada de Vladímir Putin. Presentaba varios programas de televisión de gran audiencia y estaba presente en todos los principales eventos de sociedad.

Así fue hasta que ridiculizó en un vídeo a Vasili Yakimenko , líder del movimiento juvenil «Nashi» (los nuestros), una organización creada por el Kremlin con reputación ultra.

Aquello no le gustó a Putin y la bella rubia empezó a caer en desgracia. Al comprobar en su propia piel la intolerancia del régimen al que había venido siendo fiel decidió cambiar de rumbo y pasarse a la oposición. Desde diciembre, ha intervenido en casi todos los mítines convocados para protestar contra el fraude electoral . Tuvo que soportar abucheos al principio, ya que se la asociaba a Putin, la mano derecha de su padre durante los años 90 en la alcaldía de la antigua capital imperial.

En la víspera de la manifestación del pasado 12 de junio, el domicilio de Sobchak y el de varios líderes opositores fueron sometidos a un minucioso registro policial ordenado por el llamado Comité de Instrucción en el marco de la investigación abierta por los desórdenes habidos en la concentración del 6 de mayo en el centro de Moscú. Fueron requisados ordenadores, CDs, documentos y otros efectos personales. A ella le quitaron además todos los sobres con dinero en metálico que tenía en el apartamento. Sobchak afirmó entonces que era dinero limpio, que había pagado los impuestos y que lo tenía en casa por que no se fía de los bancos. La Hacienda rusa está llevando a cabo actualmente una comprobación.

Ayer precisamente tuvo lugar en la capital rusa una manifestación de unas 3.000 personas para exigir la puesta en libertad de las 15 personas detenidas por su supuesta participación en los enfrentamientos con los antidisturbios del 6 de mayo. El dirigente del Frente de Izquierdas, Serguéi Udaltsov , llamó a los asistentes a participar el próximo 15 de septiembre en una multitudinaria manifestación contra Putin.

El sábado pasado el presidente ruso firmó la normativa que convierte en «agentes extranjeros» a las ONG que funcionen con fondos llegados desde el extranjero, por lo general aquellas que promueven la democracia y el respeto a los derechos humanos. Putin ha promulgado también recientemente otra ley que impone multas astronómicas a quienes incumplan toda una serie de normas, algunas absurdas, durante los actos públicos. Las organizaciones de derechos humanos consideran que el objetivo es restringir la libertad de manifestarse . También se han aprobado leyes para un mayor control de Internet y otras endureciendo las sanciones a la prensa por difamación.