El primer sindicato de estudiantes de Francia, acusado de «racismo antiblancos»

Desde finales de los años 70 del siglo XX, la UNEF ha sido el principal vivero donde se han formado en la «acción sindical» todas las elites socialistas de Francia.

Aquel sindicato mayoritariamente socialista, en sus muy diversas tendencias, se ha transformado en un sindicato muy «multicultural» , cuyas personalidades más famosas son Mélanie Luce, francesa de familia africana, y Maryam Pougetoux, francesa de religión musulmana.

En su día, Pougetoux intervino en una audición ante la Asamblea Nacional (AN) luciendo un llamativo velo islámico, provocando una «estampida» de varios diputados que se sintieron moralmente ofendidos. Ségolène Royal , socialista histórica, llegó a declarar que ella habría abandonado la AN ante aquella «provocación».

Mélanie Luce, presidenta de la UNEF, confirmó personalmente, el lunes, que una parte del equipo directivo de su sindicato celebraba reuniones «de trabajo» solo para estudiantes «no blancos» . La presidenta del sindicato insistió en que en esas reuniones «no se toman decisiones». Pero el mero reconocimiento de reuniones donde está prohibida o no deseada la presencia de estudiantes blancos ha relanzado una tormenta que tiene varios años de historia.

Desde hace varios años, numerosos dirigentes socialistas, de Manuel Valls a Jean-Christophe Cambadélis, denunciaron con claridad la «deriva» de la UNEF, donde ellos se iniciaron a la vida sindical y política.

La deriva se ha agravado con la aparición del ' islamoizquierdismo ', un movimiento de pensamiento importado de los EE. UU. con efectos inflamables.

Hace días, estudiantes de muy diversa condición étnica y religiosa marcaron con una imagen de tiro al blanco carteles contra varios profesores de la Universidad de Grenoble, acusados de «islamofobia». Se trata de una acusación tradicional de los islamo-izquierdistas. El uso de una imagen de tiro al blanco fue interpretado como un riesgo de incitación al odio racial.

La confirmación, al más alto nivel jerárquico, estudiantil, de reuniones de trabajo donde no son invitados ni bienvenidos estudiantes blancos ha sido interpretada, automáticamente, como una «tentación» de «odio antiblanco» .

La agravación de todos los indicadores sociales (precariedad, soledad, aislamiento, no integración, descomposición familiar) ha dado a la nueva crisis de la UNEF un tono incendiario. El sindicato piden «ayudas masivas» al Estado. La confirmación de reuniones de trabajo donde son excluidos los estudiantes blancos ilumina con luz muy cruda la evolución del antiguo vivero de los cuadros de la izquierda socialista francesa.