Pekín opta por el pragmatismo mercantil

En los primeros nueve meses de este año, las exportaciones chinas a Iberoamérica aumentaron un 52 por ciento hasta ascender a cerca de 88.000 millones de euros. A cambio, y al igual que hace en el continente africano, el gigante asiático sigue su expansión por todo el mundo en busca de materias primas y recursos energéticos para alimentar su crecimiento económico.

En los últimos tiempos, han aumentado las importaciones de hierro de Brasil, de soja de Argentina, de cobre de Chile y Perú, de estaño y gas de Bolivia y de petróleo de Venezuela. En Iberoamérica operan ya unas 400 empresas chinas y, gracias a esta diplomacia mercantil Pekín le disputa a Estados Unidos la hegemonía comercial en la región.

Pero los intereses del coloso oriental no son sólo económicos. Mediante la diplomacia del dólar, el Gobierno chino compra apoyos diplomáticos y premia con acuerdos multimillonarios a aquellos países que dejan de reconocer a Taiwán, la isla que permanece separada del continente desde el fin de la Guerra Civil (1945-49) y cuya soberanía es reclamada por Pekín. Es el caso de Costa Rica, la primera nación de América Central que cambió sus relaciones diplomáticas por la República Popular y con la que Pekín negociará un tratado de libre comercio tras la reciente visita del presidente Hu Jintao. Un estatus del que ya disfrutan Chile y Perú pero, que muy pronto, podría ampliarse a otros países.

Además, China practica el multilateralismo y da oxígeno a regímenes amigos como Cuba, incluida junto a Costa Rica y Perú en la gira iberoamericana de Hu Jintao a mediados de noviembre. Para una economía cubana tan moribunda como Fidel Castro, la ayuda de Pekín resulta crucial, ya que las relaciones comerciales se han multiplicado por cinco desde 2002 hasta el punto de que el gigante asiático es ya el segundo socio comercial de la isla, por delante de España y detrás de Venezuela.

Por su parte, el presidente venezolano, Hugo Chávez, también ha encontrado un aliado en China. A finales de septiembre, y antes de visitar Rusia, Chávez pasó por Pekín y firmó 20 acuerdos valorados en más de 4.000 millones de euros. Entre ellos, destacó la compra de 24 aviones militares K-8 a cambio de aumentar las exportaciones de petróleo al sediento «dragón rojo», que serán de 500.000 barriles diarios el próximo año y de un millón en 2012.