La participación bate otro récord a la baja al caer hasta el 43%
El que los asuntos europeos no figuran entre las prioridades de los ciudadanos del Viejo Continente no es novedad, pero lo que sí lo fue ayer es el nuevo récord a la baja de participación en unas elecciones al Parlamento Europeo, nada menos que el ... 43,0%.
En la anterior cita de los europeos con las urnas, en 2004, la participación fue del 45,7%, nada menos que un 16,2% inferior a la participación en las primeras elecciones al Parlamento Europeo, en 1979, y en lo que constituye ya toda una tendencia a la baja en la afluencia a las urnas en estas elecciones, que se celebran cada 5 años.
El desinterés de los ciudadanos por Europa y por los cientos de temas que se deciden en Estrasburgo y Bruselas cada mes, con influencia directa en sus vida diarias, es inversamente proporcional al aumento del poder que tendrá la Eurocámara cuando entre en vigor el Tratado de Lisboa, lo que va a suponer que haya muchos más asuntos que requieran el visto bueno de Estrasburgo, y no sólo del Consejo de la Unión Europea, como sucedía hasta ahora.
En esta ocasión ni siquiera la crisis económica que azota Europa, y que supondrá sólo este año una contracción del PIB cercana al 5% y un paro que afecta ya de media el 10% de la población activa, ha conseguido movilizar a los 375 millones de electores que estaban llamados a las urnas, que siguen viendo a Europa y sus instituciones como algo muy lejano de sus problemas reales y cotidianos.
Los esfuerzos que se han hecho desde todas las instituciones europeas animando al voto, incluida hasta la original recomendación de un astronauta belga desde el espacio, han sido en vano en buena medida porque la mayor parte de los políticos han dedicado sus campañas a «asuntos nacionales» en lugar de a explicar Europa.
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