El Papa dice que la violencia «ha llegado a niveles intolerables»

ROMA. Juan Pablo II denunció ayer que «la espiral de violencia en Tierra Santa, una tierra sagrada para las tres grandes religiones monoteístas, ha llegado a niveles inimaginables e intolerables».

Aunque el Santo Padre evitó referirse explícitamente al asalto a la iglesia de la Natividad, su portavoz, Joaquín Navarro-Valls, manifestó que «la Santa Sede sigue con extrema preocupación la situación en Belén», y recordó que «tanto el Acuerdo fundamental de 1993 con el Estado de Israel como el Acuerdo-base del 2000 con la Autoridad Palestina preven el respeto al «status quo» de los Santos Lugares. Si las informaciones que nos llegan de Belén son ciertas, se trata de un agravamiento de una situación ya dramática».

Pocas horas antes, el portavoz de la Custodia Franciscana de Tierra Santa, padre David Jaeger, había manifestado en Roma que después de sofocar el incendio en la iglesia de la Natividad, los franciscanos habían encontrado «pruebas de la entrada de soldados israelíes dentro del monasterio. Han encontrado documentos de identidad y equipos de soldados israelíes que habían estado allí».

Según el padre Jaeger, las promesas israelíes de no asaltar el convento «son un engaño deliberado, una estrategia de perfidia, a menos que el ejército israelí se haya salido fuera de control y ya no obedezca al Gobierno. Yo no sé qué hipótesis es más alarmante». Según la Custodia de Tierra Santa, el ataque israelí de la madrugada del lunes ha sido «un acto de barbarie indescriptible».