Pakistán-India, el eje imposible
Islamabad amenaza con suspender su lucha contra Al Qaida para concentrar su Ejército en la frontera con la India, lo que trastocaría los planes de la nueva estrategia de Barack Obama
La lista de problemas aumenta en la agenda de Barack Obama con la escalada de tensión entre la India y Pakistán. EE.UU. fue el primero en reaccionar tras los atentados que costaron la vida a 188 personas en Bombay y que, además de iniciar ... la recién bautizada como «yihad urbana global», han calentado de nuevo las difíciles relaciones entre estos dos socios imprescindibles, especialmente Pakistán, en la guerra de Afganistán.
Tres guerras en 60 años de convivencia (1947, 1965 y 1971) estaban camino de pasar a la historia con unas conversaciones para firmar una paz definitiva entre vecinos que los sucesos de Bombay han dejado en suspenso de forma indefinida. Pero como todos los expertos vaticinan, la cuarta contienda -si se produce- será diferente a las anteriores en un aspecto clave, y es que ambos países disponen ahora de un arsenal atómico que los expertos cifran en cerca de cien cabezas nucleares activas cada uno.
La segunda gran diferencia con los escenarios anteriores es la contienda abierta que mantiene Pakistán en su frontera norte con elementos talibanes y milicianos de Al Qaida,. En caso de reactivarse el foco de Cachemira, supondría el movimiento de sus tropas a esta región. Todo un contratiempo, en opinión de altos funcionarios del Pentágono y asesores del presidente electo, Barack Obama, que consideran el acercamiento entre la India y Pakistán clave para estabilizar Afganistán y derrotar a Al Qaida. la pieza más débil de este eje bilateral es, sin duda, Pakistán.
La conexión entre los sucesos de Bombay y Lashkar-e-Taiba, grupo con base en Pakistán que lucha por la anexión de la Cachemira india, ha devuelto a la primera plana el eterno conflicto soberanista que ambos gobiernos priorizan sobre la «lucha contra el terrorismo internacional» para la que Obama les necesita.
La India exige hechos, no palabras, y Pakistán pide pruebas concretas de la implicación de ciudadanos paquistaníes. Los medios norteamericanos, en contra del mensaje de Condoleezza Rice que trata de unir a ambos países frente a Al Qaida, informaron de la sospecha por parte del FBI de que el ISI -inteligencia paquistaní- hubiera entrenado al comando yihadista.
El ISI fue refundado en 1948 tras el desastre de Pakistán en la primera guerra de Cachemira y desde entonces ha prosperado hasta convertirse en uno de los actores clave en la región. La agencia actual es la heredera de la organización omnipresente que el general Zia-ul-Haq, presidente del país entre 1977 y 1988, logró consolidar gracias al apoyo de EE.UU., que encontró en este cuerpo a un aliado imprescindible en la lucha contra la ocupación soviética de Afganistán. Pero además de la yihad afgana, Pakistán aprovechó para que la red de «madrasas» establecidas al norte de su territorio -planificada y financiada por Washington y Riad- le surtiera de militantes para las diferentes organizaciones que se lanzaron en nombre del islam a la lucha por la Cachemira india. Una guerra asimétrica que ha causado miles de bajas en el Ejército indio, y que esporádicamente comete acciones terroristas en las grandes ciudades del país, como pudo ser el caso de Bombay.
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