Operación «Quiero la Cabeza de Ted Kennedy»
Nixon puso al servicio secreto a investigarle y le retiró los escoltas después de las elecciones de 1972
Al Capone fue a la cárcel por no pagar impuestos. Richard Nixon salió con deshonor de la Casa Blanca por el escándalo Watergate. Muchos “grandes” hombres caen por faltas relativamente pequeñas si se mira el conjunto de su obra. Por ejemplo ahora se ha sabido ... que el Watergate fue una incidencia relativamente menor en la carrera de Nixon. Quien siendo presidente ordenó al servicio secreto investigar posibles escándalos de Ted Kennedy y protegerle de atentados sólo hasta las elecciones de 1972, “porque si lo matan después...¡ya me da igual!”.
En esta especie de rastrillo de vergüenzas en que se está convirtiendo Estados Unidos -donde el día que no aparece un informe sobre la CIA sale una grabación en el Despacho Oval- los más buenos parecen malos. Y los malos, malísimos. Las cintas que se conservan de Nixon en la Casa Blanca son devastadoras de oír. Más el día que Ted Kennedy yace de cuerpo presente.
Cinco presidentes de los Estados Unidos formarán hoy para su funeral en la basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Boston. También se espera al primer ministro británico, Gordon Brown, y al de Irlanda (origen de la saga Kennedy), Brian Cowen. A Richard Nixon no se le espera porque falleció en 1994 y porque se revolvería desesperado en su tumba si viera cómo se hace realidad su peor temor: que el encanto y la mística de los Kennedy borren de la faz de la tierra hasta el último vestigio de su poder.
El trauma de Nixon con los Kennedy
Nixon nunca superó el trauma de su derrota frente a JFK en 1960. Se consideró barrido por un representante de lo que en las feas cintas que han salido llama “super swinger jet set types”, algo que podríamos traducir por “parranderos de la jet set”...aunque también por “miembros de la jet set aficionados al intercambio de parejas ”.
Convencido de que ningún Kennedy era capaz de mantenerse monógamo mucho tiempo, mandó “plantar a dos tipos” a la caza de aventuras extraconyugales del senador por Massachussets. Quien sería más o menos casto, pero después de la escandalosa muerte de la joven Mary Jo Kopechne en su coche, pasó un largo tiempo desalentadoramente –para Nixon- “limpio”, informa Associated Press.
A Nixon le llevaban los demonios cuando pedía carnaza sobre Kennedy y no se la daban. Sus espías tenían más que ofrecer sobre la entonces esposa del senador, la modelo Joan Bennett Kennedy, que pensaba acudir an una comida en la Casa Blanca con el ombligo al aire, y su marido se lo impidió. Esa era toda la depravación que esos días daba de sí esta familia.
«Que nadie nos eche la culpa si le pasa algo»
Pues Nixon no cejaba. Incluso cuando quedó claro que Kennedy no sería su rival electoral en 1972 insistió en ponerle escoltas. Medio para controlar, medio para que “nadie nos eche la culpa si le pasa algo”. Pero dio órdenes de retirar esta protección tan pronto las elecciones quedaran atrás “porque entonces ya me da igual si l
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