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Obama confirma un impuesto especial sobre la industria financiera de EE.UU.

Según Obama, está destinado «a recuperar hasta el último centavo que se debe al pueblo americano»

El presidente Barack Obama ha confirmado su intención de imponer un nuevo impuesto especial sobre las cincuenta principales instituciones financieras de Estados Unidos. Según el ocupante de la Casa Blanca, el gravamen que se aplicará durante al menos una década está destinado "a recuperar hasta el último centavo que se debe al pueblo americano" del paquete de rescate de Wall Street que por valor de 700.000 millones de dólares se aprobó a regañadientes en la recta final de la Administración Bush.

La tasa, que ha puesto en pie de guerra a la banca de Estados Unidos, aspira a producir unos ingresos a las arcas públicas de 90.000 millones de dólares. Cantidad en sintonía con los 117.000 millones que el Departamento de Tesoro anticipa perder en los esfuerzos por estabilizar a la industria financiera americana. El gravamen se concentrará en aquellas instituciones con un patrimonio a su cargo superior a los 50.000 millones de dólares. Para su entrada en vigor, la polémica medida impositiva requerirá el respaldo del Congreso dentro de los presupuestos del 2011 que la Casa Blanca publicará el próximo mes.

El actual ocupante de la Casa Blanca ha venido criticando en privado y en público al sistema bancario de Estados Unidos por no hacer lo suficiente para resucitar el flujo crediticio pese a haberse beneficiado de la ingente ayuda de los contribuyentes cuando en el otoño del 2008 estuvieron a punto del colapso. Desde entonces, el sector financiero ha logrado recuperarse. Hasta el punto de obtener durante el último año ganancias similares a las registradas antes de la crisis. Con bonos y compensaciones para sus ejecutivos que se aproximan o incluso superan a los distribuidos en 2007.

En un tono poco habitual con vetas de populismo, Obama ha reconocido la mala sangre de los bancos y entidades de inversión ante este gravamen pero ha denunciado "la lógica retorcida por la que resulta más apropiado que el pueblo de Estados Unidos asuma el coste del rescate en lugar de las empresas beneficiadas, incluso cuando sus ejecutivos se están otorgando a sí mismo enormes bonos". Según el presidente, la industria financiera debería cumplir con sus responsabilidades "en lugar de enviar una falange de lobistas para luchar contra esta propuesta o emplear un ejército de abogados y contables para intentar evadir el pago de este tasa".

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